Media votos
6,5
Votos
682
Críticas
14
Listas
5
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de SastReO:
9
6,9
10.973
Comedia. Drama
Marcel Marx, famoso escritor bohemio, se ha exiliado voluntariamente y se ha establecido en la ciudad portuaria de Le Havre (Francia), donde vive satisfecho trabajando como limpiabotas, porque así se siente más cerca de la gente. Tras renunciar a sus ambiciones literarias, su vida se desarrolla sin sobresaltos entre el bar de la esquina, su trabajo y su mujer Arletty; pero, cuando se cruza en su camino un niño negro inmigrante, tendrá ... [+]
30 de diciembre de 2012
Sé el primero en valorar esta crítica
Si nunca nadie tiene que diseñar mi vida por favor que lo haga Aki Kaurismäki. Quiero vivir a Le Havre! Es un sueño. Qué mundo: los colores, la gente, el amor que se respira, la magia... todo. Sin lugar a dudas el deseo de muchos. Y es que Le Havre consiste en darnos una lección de hermandad, es un descanso de la curda realidad que nos permite refugiarnos en el corazón de la honradez humana. Si con esta película no aprendes nada es que ya has perdido la esperanza (o no es de tu estilo). El director finlandés deja el territorio nórdico para filmar a Francia dejando a casa nada más que nada ya que en el equipaje lleva toda su personalidad lapona que lo caracteriza.
Le Havre empieza con la presentación de Marcel Marx, que por quiénes no lo conozcan es un hombre sencillo que intenta ganarse la vida limpiando zapatos. Con el juego de las primeras impresiones, al inicio puedes pensar por su mirada que te da un poco de lástima y que únicamente intenta lo mejor, sin embargo con el primer diálogo ya te das cuenta que es un hombre encantador y un personaje que se toma la vida con una filosofía muy personal. Con humildad y la mejor de las intenciones se mueve por Le Havre en busca de tranquilidad y de lo mínimo para vivir, lo que decimos como una vida bohémica. Marcel vive a un barrio proletariado, conocido por todos y con la fama de ser un poco pillo. Entre los vecinos conocemos a Yvette, la panadera; Chang su compañero de trabajo y Claire, la dueña del bar que nuestro protagonista frecuenta cuando tiene tiempo libre. Aún así, conociendo tanta gente, cuando Marcel llega a casa no está solo, siempre les espera su mujer Arletty, que es extranjera (si nos ponemos en contexto deducimos que es finlandesa). Entre ellos hay un amor incondicional. Si nunca hay que poner un ejemplo de amor en un matrimonio, éste es el idóneo. A Marcel más de una vez le dice que no se merece a una mujer como ella sin embargo cuando la situación lo requiere él está a la altura y da muestras de infinita gratitud.
No obstante, un día al puerto de Le Havre llega un contenedor de un barco de carga con una veintena de personas dentro provenientes del Gabón. En medio de la policía uno de los inmigrantes, un niño, consigue huir. Marcel termina cruzándose con él y decide ayudarlo. Sin embargo, la policía está buscando al niño y el encargado de hacerlo es el oficial Monet, un personaje característico y muy bien ideado, como todos los que aparecen. Entre Monet y Marcel se origina una discusión fría a lo largo de los 90 minutos, cada uno con la intención de conseguir lo que él cree correcto. Respecto a Idrissa, el chico inmigrante, lo que quiere es llegar a Londres, lo que no sabe es que se encuentra a Le Havre un mundo lleno de honradez creado por Aki Kaurismäki.
Y aquí viene la pregunta de ¿Qué es Le Havre? Le Havre es el centro de la bondad humana, un país de compasión sin fronteras ni remordimientos. Le Havre es vivir la vida, pero de manera sencilla. El director lapón consigue crear toda una atmósfera pacífica y relajante empezando por un detalle tan simple como la construcción visual. Y de los simple que es que se trata de los colores, llenos de vida y personalidad. Ya pueden ser detalles insignificantes, como las junturas de una barandilla a la pared, como los más notables, las paredes del interior de la vivienda de Marcel. Y no, no te cruzarás con el cuadro de un iniciado al “photoshop” que el único resultado que obtiene es una fotografía máximamente saturada, sino el trabajo de un experto. Es que hasta el agua del muelle es turquesa. Y siguiendo con la estética visual continuamos con los planos. Cada uno de ellos con significado propio, sin excepción; y llenos de detalles. Son encuadres de la vida cotidiana que ayudan a dar tono a la película, a recrearse. Especialmente los planos de conversa, diferentes a lo que estamos acostumbrados son muy frontales; los personajes hablan entre ellos pero al mismo tiempo te miran más de lo habitual permitiéndote entrar a Le Havre con ellos, a compartirlo. No obstante, en el estilo de alguno de los diálogos hay detalles que se me cuelan, ya que no hablan en un tono totalmente natural, hay veces que parece teatro y yo creo que es esta mezcla en el estilo de conversa lo que ayuda a construir el ambiente que es Le Havre. Y muy importante el juego de silencios. No hacen falta diálogos para saber qué se están diciendo. De hecho, los silencios son más útiles para saber qué sienten los personajes: las miradas, los gestos... Una representación muy humana de lo que significa la vida.
No obstante, la atmósfera no sólo es lo que entra por la vista sino también la reacción que ésto provoca en nosotros. Cada personaje que aparece no da una impresión de lo más simpática. A Le Havre lo que cuenta son los sentimientos que el director nos intenta transmitir. Se puede respirar simpatía general, amor mutuo, solidaridad y hermandad. Quedas empapado de todo ésto y únicamente puedes resignarte a sonreír inocentemente mientras disfrutas de lo que ves. Sin embargo, hemos dicho que la policía busca al chico y es entonces cuando se presenta Monet, diferente a los habitantes de Le Havre pero, en parte, obligadamente, ya que él es policía, pero al mismo tiempo es igual a ellos. Es un personaje curioso. No te cae mal, ya que a Le Havre nadie te cae mal. Sabes que desde un principio no lleva malas intenciones, hace su trabajo y lo dejas hacer. Es que hasta la representación del “personaje malo” en esta película queda reducido a un hombre que podrías definirlo como alguien con falta de amor. Y es que Monet confirma que todos los personajes te caen bien.
=== No hay Spoilers más abajo hasta el aviso parecido a éste (falta de espacio) ===
Le Havre empieza con la presentación de Marcel Marx, que por quiénes no lo conozcan es un hombre sencillo que intenta ganarse la vida limpiando zapatos. Con el juego de las primeras impresiones, al inicio puedes pensar por su mirada que te da un poco de lástima y que únicamente intenta lo mejor, sin embargo con el primer diálogo ya te das cuenta que es un hombre encantador y un personaje que se toma la vida con una filosofía muy personal. Con humildad y la mejor de las intenciones se mueve por Le Havre en busca de tranquilidad y de lo mínimo para vivir, lo que decimos como una vida bohémica. Marcel vive a un barrio proletariado, conocido por todos y con la fama de ser un poco pillo. Entre los vecinos conocemos a Yvette, la panadera; Chang su compañero de trabajo y Claire, la dueña del bar que nuestro protagonista frecuenta cuando tiene tiempo libre. Aún así, conociendo tanta gente, cuando Marcel llega a casa no está solo, siempre les espera su mujer Arletty, que es extranjera (si nos ponemos en contexto deducimos que es finlandesa). Entre ellos hay un amor incondicional. Si nunca hay que poner un ejemplo de amor en un matrimonio, éste es el idóneo. A Marcel más de una vez le dice que no se merece a una mujer como ella sin embargo cuando la situación lo requiere él está a la altura y da muestras de infinita gratitud.
No obstante, un día al puerto de Le Havre llega un contenedor de un barco de carga con una veintena de personas dentro provenientes del Gabón. En medio de la policía uno de los inmigrantes, un niño, consigue huir. Marcel termina cruzándose con él y decide ayudarlo. Sin embargo, la policía está buscando al niño y el encargado de hacerlo es el oficial Monet, un personaje característico y muy bien ideado, como todos los que aparecen. Entre Monet y Marcel se origina una discusión fría a lo largo de los 90 minutos, cada uno con la intención de conseguir lo que él cree correcto. Respecto a Idrissa, el chico inmigrante, lo que quiere es llegar a Londres, lo que no sabe es que se encuentra a Le Havre un mundo lleno de honradez creado por Aki Kaurismäki.
Y aquí viene la pregunta de ¿Qué es Le Havre? Le Havre es el centro de la bondad humana, un país de compasión sin fronteras ni remordimientos. Le Havre es vivir la vida, pero de manera sencilla. El director lapón consigue crear toda una atmósfera pacífica y relajante empezando por un detalle tan simple como la construcción visual. Y de los simple que es que se trata de los colores, llenos de vida y personalidad. Ya pueden ser detalles insignificantes, como las junturas de una barandilla a la pared, como los más notables, las paredes del interior de la vivienda de Marcel. Y no, no te cruzarás con el cuadro de un iniciado al “photoshop” que el único resultado que obtiene es una fotografía máximamente saturada, sino el trabajo de un experto. Es que hasta el agua del muelle es turquesa. Y siguiendo con la estética visual continuamos con los planos. Cada uno de ellos con significado propio, sin excepción; y llenos de detalles. Son encuadres de la vida cotidiana que ayudan a dar tono a la película, a recrearse. Especialmente los planos de conversa, diferentes a lo que estamos acostumbrados son muy frontales; los personajes hablan entre ellos pero al mismo tiempo te miran más de lo habitual permitiéndote entrar a Le Havre con ellos, a compartirlo. No obstante, en el estilo de alguno de los diálogos hay detalles que se me cuelan, ya que no hablan en un tono totalmente natural, hay veces que parece teatro y yo creo que es esta mezcla en el estilo de conversa lo que ayuda a construir el ambiente que es Le Havre. Y muy importante el juego de silencios. No hacen falta diálogos para saber qué se están diciendo. De hecho, los silencios son más útiles para saber qué sienten los personajes: las miradas, los gestos... Una representación muy humana de lo que significa la vida.
No obstante, la atmósfera no sólo es lo que entra por la vista sino también la reacción que ésto provoca en nosotros. Cada personaje que aparece no da una impresión de lo más simpática. A Le Havre lo que cuenta son los sentimientos que el director nos intenta transmitir. Se puede respirar simpatía general, amor mutuo, solidaridad y hermandad. Quedas empapado de todo ésto y únicamente puedes resignarte a sonreír inocentemente mientras disfrutas de lo que ves. Sin embargo, hemos dicho que la policía busca al chico y es entonces cuando se presenta Monet, diferente a los habitantes de Le Havre pero, en parte, obligadamente, ya que él es policía, pero al mismo tiempo es igual a ellos. Es un personaje curioso. No te cae mal, ya que a Le Havre nadie te cae mal. Sabes que desde un principio no lleva malas intenciones, hace su trabajo y lo dejas hacer. Es que hasta la representación del “personaje malo” en esta película queda reducido a un hombre que podrías definirlo como alguien con falta de amor. Y es que Monet confirma que todos los personajes te caen bien.
=== No hay Spoilers más abajo hasta el aviso parecido a éste (falta de espacio) ===
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Pero ¿Cómo se vive a Le Havre? Pues diría que la única manera de hacerlo aprovechando todo lo que el director te da es con el estilo de vida que lleva Marcel Marx. Viviendo del mínimo pero necesario. Rodeado de amigos y de gente que lo quiere, sin excesos ni caprichos. Vivir a Le Havre significa abrir el armario y encontrar sólo una americana, siendo la que necesitas. Trabajar de limpiabotas quiere decir tener que comer una tortilla de un solo huevo con un vaso de vino, no teniendo más hambre. Ayudar la gente que te cruzas a Le Havre significa tener que ir a otras ciudades y dormir a la calle sentado, sabiendo que haces todo lo que puedes. Llevar una vida bohémica a Le Havre quiere decir que cuando llegas a casa cansado del trabajo, te espera tu mujer con la cena hecha y un disco de vinilo sonando. La película nos ayuda a abrir los ojos y a apreciar más lo que se tiene, ya que si Marcel Marx con lo poco que tiene es capaz de ir con el optimismo por delante de todo, ¿Por qué no nosotros? Y es en este punto dónde yo encuentro esta lección de hermandad y honradez que nos manda el director lapón con esta película. Consigue que afrontemos la vida con un poco más de optimismo ya que no tienes que leerla enfocándolo en un estilo de vida que no vamos a poder llegar por culpa de los otros, sino como una forma de vida que va bien adoptar para sentirte a gusto contigo mismo. Una vez veas Le Havre espero que entiendas porqué “Je veux vivre à Le Havre”.
=============== Ahora sí, SPOLERS! ===============
De esta película no nos olvidaremos nunca de escenas tan divertidas como la de Marcel Marx en la prisión de Cannes quejándose que es el hermano albino del abuelo de Idrissa. Como tampoco olvidaremos el enternecedor final con Monet al cargo y su liberación de papel obligado de malo. I como premonición irónica de lo que es la película:
“Il n'y a donc pas d'espoir? (No hay esperanzas?)
Il y a souvent miracles. (A veces hay milagros.)
Pas dans mon quartier..." (No en mi barrio.)
=============== Ahora sí, SPOLERS! ===============
De esta película no nos olvidaremos nunca de escenas tan divertidas como la de Marcel Marx en la prisión de Cannes quejándose que es el hermano albino del abuelo de Idrissa. Como tampoco olvidaremos el enternecedor final con Monet al cargo y su liberación de papel obligado de malo. I como premonición irónica de lo que es la película:
“Il n'y a donc pas d'espoir? (No hay esperanzas?)
Il y a souvent miracles. (A veces hay milagros.)
Pas dans mon quartier..." (No en mi barrio.)