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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
7
Ciencia ficción. Terror. Fantástico En una estación experimental remota de la Antártida, un equipo de científicos de investigación estadounidenses ven cómo en su campamento base un helicóptero noruego dispara contra un perro de trineo. Cuando acogen al perro, éste ataca brutalmente tanto a los seres humanos como a los caninos del campamento, y descubren que la bestia, de origen desconocido, puede asumir la forma de sus víctimas... (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2009
26 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace un par de años y en compañía inmejorable, tuve la ocasión de cumplir un antiguo y muy deseado sueño: regresar a Orlando para las Halloween Horror Nights de los parques de la Universal. Para amantes del terror, recorrer Universal Studios el 31 de octubre a partir de las nueve de la noche, es un auténtico orgasmo. Tú compras tu ticket "especial" para el evento en la taquilla por la mañana y de pronto, al empezar a caer la tarde, te aislan con unas vallas para que no te salgas de determinado perímetro mientras la magia empieza a obrar y algunas manos diligentes (e invisibles) se dedican a la labor de transformar un parque de atracciones en una salvaje feria del terror. Pero tú no ves nada, con lo que el efecto, cuando retiran las vallas y puedes recorrer el parque con libertad, es el de que de golpe y porrazo te has plantado en otro mundo: el parque se ha convertido en una misteriosa ciudad costera, suena la canción de cuna de una noria macabra y las calles se difuminan bajo vaharadas de densa niebla, detrás de la cual acechan criaturas a las que no intuyes hasta que sus garras salen de ninguna parte para cernerse sobre tu cara.

En el momento en que las Halloween Horror Nights comienzan, ocho casas del terror ocupan los lugares de los cines y de las atracciones. El puerto de Amity, que sirve de marco a la atracción de Tiburón, se ha convertido en una exacta reprodución del Campamento Crystal Lake, con sus cabañas de madera y sus cadáveres colgando de las literas. Un porche gigantesco que albergaba algún juego de coches, es el matadero donde un enorme Leatherface aguarda a los invitados con su inconfundible sierra mecánica; las pesadillas de Freddy cobran vida en un recorrido alucinado por una decoración onírica; entrar y recibir una ducha de sangre en la discoteca de Blade es tan fácil como encontrar el callejón secreto que conduce a la misma: y ¿qué es esa misteriosa base polar que han erigido al fondo, en la zona más desierta del parque?.

Fácil de adivinar. "La cosa" está esperando.

Recuerdo que entramos en silencio (el frío artificial y la atmósfera de abandono acojonaba imponentemente) y siendo tropecientos mil en fila india, nadie decía ni pío. Lo demás os lo ahorro por no spoilear ni peli ni atracción. Pero la sensación de ir entrando en la propuesta de Carpenter no es muy distinta: de un páramo de nieve y silencio, pasamos lentamente a un recorrido en el que la tensión va desanudándotese de la garganta para instalarse con sobrecogedora brutalidad en la base del estómago. Con un par de apuntes sobre la naturaleza humana nada gratuitos y algunas escenitas de las que hacen salir canas antes de tiempo, "La cosa" se erige como un clásico del horror en temperatura cero que mucho más allá del mero valor cinéfilo, se revela en el tiempo como una de las mejores opciones para vivir el miedo al igual que si fuese una atracción terrorífica. Tú eres el protagonista.

Obligatorio verla solo y a oscuras...si te atreves.
Neathara
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