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Voto de The Motorcycle Boy:
8
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Drama
"No tomarás el nombre de Dios en vano": Dorota, una mujer embarazada, visita en el hospital a su esposo moribundo (Andrzej). Segundo de los diez mediometrajes realizados para la televisión por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz, denominados genéricamente "Decálogo". cada uno de ellos se inspira en uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2010
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kieslowski retrataba, en esta su segunda parte de la magna obra ‘Decálogo’, de una manera perspicaz e ingeniosa, alejándose de la rotundidad del primer mandamiento, el tema central de este capítulo: ‘No tomarás el nombre de Dios en vano’.
En esta ocasión, dentro del bloque de viviendas de esa grisácea Varsovia que el cineasta quiso plasmar, selecciona a dos individuos: un hombre de edad avanzada, ermitaño, parco en palabras y doctor de profesión; la vecina del mismo, una atractiva mujer con una ansiedad horrible por esclarecer de una vez por todas su futuro.
La agonía de un terminal se relata de la manera misma en que lo dice la palabra. Sudoroso, aquejado, torturado por la enfermedad. Mientras, su mujer, la que le engañó sin que él lo supiera y ahora quedó embarazada de otro hombre, se carcome por dentro debido a un profundo dilema: abortar esperando la recuperación de su marido o tener el hijo y marcharse con su amante a sabiendas de que su esposo es un terminal.
Un juramento, la esencia del segundo mandamiento, será la clave para resolver tal dicotomía. Kieslowski realizaba aquí una historia, en la que, casi sin darse cuenta, rendía tributo a la complejidad humana, a esa manera de acogerse a algo superior para salir de nuestros problemas reales. El final, es demoledor. Subyace una crítica sútil, de maestro de maestros.
En esta ocasión, dentro del bloque de viviendas de esa grisácea Varsovia que el cineasta quiso plasmar, selecciona a dos individuos: un hombre de edad avanzada, ermitaño, parco en palabras y doctor de profesión; la vecina del mismo, una atractiva mujer con una ansiedad horrible por esclarecer de una vez por todas su futuro.
La agonía de un terminal se relata de la manera misma en que lo dice la palabra. Sudoroso, aquejado, torturado por la enfermedad. Mientras, su mujer, la que le engañó sin que él lo supiera y ahora quedó embarazada de otro hombre, se carcome por dentro debido a un profundo dilema: abortar esperando la recuperación de su marido o tener el hijo y marcharse con su amante a sabiendas de que su esposo es un terminal.
Un juramento, la esencia del segundo mandamiento, será la clave para resolver tal dicotomía. Kieslowski realizaba aquí una historia, en la que, casi sin darse cuenta, rendía tributo a la complejidad humana, a esa manera de acogerse a algo superior para salir de nuestros problemas reales. El final, es demoledor. Subyace una crítica sútil, de maestro de maestros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una vez más, la ciencia vuelve a fallar. El cálculo sobre la metástasis es erróneo. En función de ello, el Doctor, le dice que no aborte, pues su marido no saldrá de ésta. Ella se lo hace jurar. Lo jura. El hombre saldrá, luchando por su vida, como esa abeja atrapada en un vaso de agua. Y tendrá, para alegría suya, un hijo.