Cuarta y última entrega hasta la fecha de la saga iniciada en los años noventa con la destacable Species (Especie Mortal) (Roger Donaldson, 1995), que cambia radicalmente de historia, protagonizada en esta ocasión por Helena Mattsson (Iron Man 2, 2010) y dirigida por el mismo que firma films como Bullet (2014).

Cuando la inteligente profesora universitaria Miranda Hollander (Helena Mattsson) sufre una pérdida de conciencia, y se despierta entre los restos de una sangrienta carnicería, pide ayuda a su tío Tom (Ben Cross) y éste le revela la terrible verdad: que sólo es humana a medias y que en realidad es un clon de un híbrido de ADN humano y alienígena. Tío y sobrina se verán obligados a huir a México en busca del científico responsable de su creación, pero muy pronto tendrán que enfrentarse a una sanguinaria legión de híbridos mientras se agota el plazo para que Miranda, sin poder evitarlo, deba rendirse ante el instinto asesino que alberga en su propio cuerpo.

En Species IV, los sinsentidos se acumulan desde prácticamente el inicio de la película, traicionando por completo la mitología de la saga hasta el punto de que la película se podría haber llamado de otra forma y no hubiera pasado nada. En la primera hora de película, la historia se centra en una subtrama de drama y ciencia ficción que no funciona y aburre al espectador, contando con escasos momentos de terror, para, en la parte final, cambiar de registro hacia algo más parecido a las entregas anteriores, aunque llevado de forma algo torpe y sin que ningún momento llegue a funcionar.

Species IV, es, junto a la tercera entrega, lo peor de una saga que a ido decreciendo hasta llegar a unos films en los que muy poco se puede rescatar.

Nota personal 2/10