Dada su gran similitud argumental, con toda propiedad podemos hablar de un remake de "La Caída del Imperio Romano" de Anthony Mann. En esta ocasión "Livio", personaje que en el filme de los años sesenta interpretara Stephen Boyd, ahora es rebautizado cómo "Maximus" y es interpretado por Russell Crowe.
Durante años, el cine épico o peplum había estado en el olvido; esta película constituye la resurrección del género, el que vuelve en gloria y majestad. El filme recuerda la época dorada de este tipo de cine.
En líneas generales, el filme brinda buenas actuaciones. Tenemos a un Joaquín Phoenix que, casi 20 años antes de "Joker", ya demostraba una gran versatilidad actoral, llegando a ser nominado al Oscar en el rol del perverso emperador Cómodo. También a destacar a Richard Harris en el rol de Marco Aurelio.
Algo que nunca debe olvidarse es que el propósito principal del cine no es educar o informar, sino que entretener; por lo mismo, no debiéramos escandalisarnos por aquellas inexactitudes históricas que hubiesen. Una de éstas tiene que ver con el senador Graco, interpretado por Derek Jacobi, quien en el filme se muestra preocupado por el pueblo; efectivamente hubo un senador Graco que luchó por los intereses del pueblo, sólo que vivió siglos antes de la época en que se ambienta el filme. Sobre la crueldad de Cómodo ésta es efectiva (tal vez peor de lo que se nos muestra); si bien, al momento de señalar quién o quiénes fueron los más crueles gobernantes romanos la mayoría se inclinará por Nerón y otros por Calígula, aunque menos conocido, Cómodo fue tan despiadado cómo ellos. Respecto de Marco Aurelio, en el filme se destaca su sentido de la concordia y tolerancia; si bien, según la historia, reálmente pensaba de ese modo, dichas ideas desaparecían cuando se trataba del cristianismo, ya que se dice que este emperador persiguió implacablemente a los seguidores de este movimiento religioso.