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Voto de GUSTAVO:
9
Drama Dos niños griegos que buscan a su padre emprenden un viaje hacia Alemania, durante el cual encontrarán el bien y el mal, la verdad y la mentira, el amor y la muerte, el silencio y el verbo. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2012
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas no voy a descubrir el cine de Angelopoulos cuyas características en mayor o menor medida se patentan en esta película: los planos secuencia donde los actores entran y salen de un encuadre sin que la cámara se mueva, los travelling circulares de cámara, los escenarios donde es posible bifurcar la acción e incluso terciarla, el ritmo pausado al extremo, la fotografía difusa y casi monocromática y los diálogos y monólogos llenos de lirismo que en “Paisaje en la niebla” recaen, principalmente, en los mismos niños viajeros a través de sus voces en “off”.
Sí quiero apuntar que esta aventura dramática por excelencia, iniciáticamente cruda, de puro aprendizaje tiene, además de los componentes de las “road movie”, ribetes quijotescos que emulan, incluso, a los encuentros con monstruos imaginarios cuando vemos a los niños frente a inmensas grúas, tractores y maquinarias pesadas. Pero ese recorrido tiene también, indudablemente, su lado onírico que hace que se convierta en un virtual camino de los sueños lleno de pesadillas con un desenlace de ensueño poéticamente esperanzador.
Al respecto, tengo la impresión que esta cinta, dentro de la filmografía del director, tiene función de bisagra en el sentido de mirar el pasado, interpretar el presente y hacer prospección al futuro. Ahí está como prueba el encuentro con los comediantes de su película de hacía 13 años quienes siguen declamando la historia política de su país en el siglo XX vagando, al mismo tiempo, en busca de una sala para representar su anodina obra de teatro. Pero más interesante y sutil está el lado coyuntural y profético del filme: la caída de los grandes monumentos que representan al socialismo real en los últimos años de su vigencia en el este de Europa incluyendo países circundantes como Albania, Yugoslavia y Bulgaria y una vocación integradora, como varias otras cintas de Angelopoulos antes y después, sobre la base de un panhelenismo en la ruta de Alejandro el Magno que hace que el viaje termine en Alemania que, como sabemos, no tiene límites con Grecia. En esta búsqueda de un padre hipotético, los niños parecen encaminados a buscar amparo en donde la crisis material y moral termina de tal manera que hace parecer innecesaria la última trilogía del director sobre la crisis económica actual cuya conclusión fue frustrada por su muerte accidental.
Theo Angelopoulos murió buscando el escenario adecuado para una escena pero, parafraseando una de sus películas más aclamadas, ya había tenido mucho tiempo para reflexionar sobre su país y sobre la humanidad antes de entrar a la eternidad siendo “Paisaje en la niebla” su mejor testamento.
GUSTAVO
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