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España España · Sildavia
Voto de krusellas:
10
Drama Basada en una novela del escritor belga Georges Simenon. Los protagonistas son un viejo matrimonio distanciado por el tedio y la incomunicación. Ella fue acróbata de un circo, él tipógrafo. El marido concentra todo su afecto en un gato que ha encontrado en la calle; pero, precisamente por ello, el gato es víctima del odio de la esposa. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Física Cuántica es famosa la aporía del Gato de Schrödinger; es un experimento imaginario donde un gato está vivo y muerto a la vez por mor de la casuística, tan paradójica como puñetera, de la Mecánica Cuántica.
Algo así le ocurre a esta cinta. Sus protagonistas se aman y se odian con igual intensidad.
La vida es así, no la he inventado yo. Dijo el gran maestro Zen, Sandro Giacobbe.
La vida tiende al desorden. Otro principio fundamental de la Física. Lo que comenzó siendo bello y hermoso, acaba desmoronado, enmohecido y hundido en la miseria.
Nada es eterno. Sólo el plástico, que se degrada hasta degenerarse en partículas microscópicas, eternas y letales que acaban con la vida. El amor no es eterno, pero también se va degradando, y va envenenando, asfixiando, aquel principio de luz, amor y belleza que tantas expectativas creó. Que tanta esperanza colmó de ilusión dos corazones jóvenes y vulnerables.
El trío perfecto. Un matrimonio de viejos (que no ancianos) y un gato. El tercero en discordia.
Y el gran Pierre Granier-Deferre, intercala otra historia paralela, cruel y sutil, el desmoronamiento del barrio donde vive la pareja, la tríada de humanos y gato, si se prefiere.
La grúa con su gran bola de hierro va arrasando con lo que fuera un barrio pletórico de vida y alegría. Y así es la vida, triste, zafia, garbancera, mísera y cruel que va socavando el amor golpe tras golpe.
Gabin y Signoret llevan a cabo la más prodigiosa interpretación de su carrera. Que es mucho decir de dos de los más grandes monstruos del cine que en el Universo hayan existido.
Y desean destruirse porque ya no se aman como al principio. Pero la vida del uno sin el otro no tiene el menor sentido, porque una vida juntos no se puede ignorar, ni olvidar, ni soslayar, ni borrar de un plumazo. Pero se odian porque ya nada es como al principio, porque los dos han cambiado. Los dos se han embrutecido. Se han convertido en dos viejos, crueles, míseros, mezquinos, egoístas, incapaces de transigir. La muerte está cerca. Y odian a la muerte, Y odian las coordenadas espacio-temporales (de nuevo la Física) en las que están inmersos. Lejos, muy lejos de la juventud y la ilusión, de la alegría y el mundo eterno por montera.
La vida no es un mágico cuento de hadas, ni un excelso mensaje filosófico-religioso.
La vida es monótona, cotidiana, triste, aburrida, cruel, despreciable.
Y todo eso lo cuenta a la perfección un director en estado de gracia, Pierre Granier-Deferre, y dos actores... Perdón, dos dioses absolutos del séptimo arte: Jean Gabin y Simone Signoret.
Y por último: el final es perfecto, no se lo pierdan.
Y que cada uno saque sus propias conclusiones.
krusellas
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