Sin duda, uno de los mejores films de De la Iglesia. Maleducado, gamberro, divertidísimo, misógino, machista, desacomplejado en cada una de sus facetas, es una historia originalísima, llena de mala leche absorbida de lo cotidiano, las sagradas escrituras, los libros negros y la cultura popular.

Pretende provocar y ofender a través del delirio, del éxtasis conceptual, para que exorcicemos nuestras convenciones, nuestra corrección social. Y lo consigue. Es imposible no reirse de mujeres tratadas como brujas y de hombres tontos del culo.

Aúna además una hábil y eléctrica puesta en escena (algo exigible al vasco) y una dirección de actores berlanguiana, exquisita. Suma el cine del Tarantino más lúdico ('Abierto hasta el amanecer') al costumismo onírico de Fellini (ese aquelarre final es el reverso del corro de '8 y medio', joder). Incluso Hugo Silva y Mario Casas están muy, muy bien.

Fantástica, señor. Es uno de los grandes.