Basada en una saga de best-sellers popular en países anglosajones, la película se distingue por una notable indefinición de objetivos.

Ante todo, la historia es suficientemente oscura como para alejar a los más pequeños, pero no es ni mucho menos un film adulto. A dicha oscuridad le acompaña un diseño de personajes hiperrealista, lejos del universo de animación clásico, que si bien son una maravilla técnica, también es cierto que no pueden generar demasiada empatía y se confunden entre ellos. El guión adolece de unas licencias en ciertos planteamientos que son impensables en un film tan milimetrado como son los de animación y eso, a la postre, acaba decantando la balanza hacia la decepción a pesar de todo el ingente trabajo y talento en él vertido.

Un ejemplo claro para demostrar lo equivocados que están todos aquellos que aún creen que con un buen presupuesto y marketing se hace ya un éxito seguro. No. El éxito es otra cosa. Por suerte.