Entre castillos, bosques, amistad, intrepidez, criaturas tenebrosas y divertidas, e investigaciones históricas, Chris Columbus repite la fórmula mágica que insoslayable éxito le otorgó a la predecesora, con notables mejoras.

Sí, es mejor. Los efectos visuales, principalmente, se benefician de un cambio positivo honorable y agradable, siendo más verosímiles y lejanas a la incredulidad diversas situaciones. Las actuaciones de los pequeños iniciadores, igual de estupendas, colmadas de carisma, expresividad, altura y belleza, pero con un grado de mejora, mayoritariamente notorio en Daniel Radcliffe, que se lleva la película entera, apoderándosela. Rupert Grint y Emma Watson cumple genialmente con sus respectivos personajes, y sus particulares momentos de protagonismo, sin quitárselo a Harry Potter. En referencia al reparto, se agregan espectaculares caras nuevas, destacándose un magnífico Kenneth Branagh.

La banda sonora es extraordinaria, generando profundizar en el clima propuesto, irreal y de ensueño, fantásticamente especial. La dirección de arte es envolvente, y el guión, más oscuro y adulto que el de la primera entrega, resulta más atractivo e intrigante. Juega con las pistas ocultas y explicitadas, con los pasajes de sueño y realidad, proyecciones de personajes, identidades probables, enemigos y amigos, con un trasfondo antiguo sobre arqueología del pasado muy bien escrito.

No es más alta mi subjetiva calificación por la inconexión personal con diferentes momentos y cuestiones que poco creíbles (dentro del mundo de la trama) me parecieron, y no me fueron tan fáciles de digerir como la mayoría. Nunca me aburrió, en contraposición con muchos comentarios. No niego su extensa duración, pero no la consideré pesada ni molesta.

Calificación: 9