Del pulso diferencial del gran Robert Zemeckis, esta película revoluciona nuestra mente. Su propuesta y la ejecución de la misma es sensacional.

Aplaudo la dirección, ya característica y reconocible en la filmografía del director, con estilo propio. Sin ser rimbombante ni estruendoso, consigue elaborar una fabulosa historia.

La estética, altamente artificial y notoriamente falsa, encaja a la perfección con el mundo creado. Los efectos visuales son de lo mejor, y viéndolos hoy en día, envejecieron muy bien (quizás tomaron la poción).
El diseño de producción colabora muy bien en esta creación escenográfica y ambiental.

La iluminación, que muestra, en ciertas ocasiones, su gran toque de falsedad y ficción, lejos de la realidad, se asemeja a los escenarios, sobre los cuales distinguimos que fue filmada en sets y no en espacios verdaderos.

Estos puntos conspiran, todo el tiempo, a favor de la idea de la cinta: fantasía y libertad imaginativa. Y puedo comentar, satisfecho, que llega a lo que pretende. Nunca suelta la rapidez de las situaciones, es decir, siempre está sucediendo algo relevante y funcional a la trama. No hay escenas innecesarias o que sobren y que resten al argumento. Todo fluye y se nutre de las fabulosas interpretaciones de los personajes: Meryl Streep, brillante, admirable, tremenda, no se puede creer la habilidad de esa mujer en la actuación, puede todo. En la comedia es fascinante, me produjo varias risas. Goldie Hawn, desconocida para mí hasta el momento, quien nos entrega una gran performance como la antagonista, y la mejor actuación de Bruce Willis (con pelo) que el actor ha podido brindar. Aunque digo esto sin haber visto la totalidad de sus interpretaciones. El personaje que encarna es buenísimo. Su bipolaridad constante en sus decisiones, su fuerte sometimiento a los demás, su capacidad tonta de sublimación, su genialidad como médico cirujano pero inutilidad y torpeza en otras tareas en las que se lo ve envuelto, lo convierten en uno super interesante desde el lado creativo. Sin embargo, la composición de personajes y la elaboración de ellos es impecable en los tres casos, y eso es mérito de los guionistas Martin Donovan y David Koepp, y del foco de Zemeckis.

Mención aparte para el siempre efectivo Alan Silvestri, entrañable compositor, fábrica de sonidos icónicos.
El argumento tiene como ejes temáticos a la obsesión, la juventud - como rol eterno en el humano opuesto en rotundo a la vejez, o al hecho de envejecer - la obsecuencia, el empoderamiento, el engaño, el intereses ventajoso y económico, como sus, en mi opinión, destacables marcas de guión.

Es sumamente entretenida, divertida, cómica, oscura y muy peculiar. Sirve para olvidarse de todo y sumergirse en la búsqueda de la eternidad, para reflexionar acerca de eso, sobre todo luego del final.

Calificación: 9