Tiene todos los ingredientes exigidos para una gran película de cine negro, un astuto manipulador, algunos ingenuos perdedores, una bellísima (mas bella es del todo imposible) mujer fatal y una historia que te absorbe mezclando el presente con unos acertadísimos flash-backs. Si a ello añadimos un guión estupendo que nos va dando la información perfectamente dosificada, basado además en un relato del genial Hemingway, una magnifica fotografía, una destacada dirección y unas acertadas interpretaciones, el resultado necesariamente tiene que ser bueno.
Y es más que bueno, es soberbio, nos hace disfrutar de cien minutos mágicos, incrementa la nomina de películas extraordinarias de ese genero y de esa época, lanza definitivamente al estrellato a la que quizás ha sido la más bella entre las bellas, y aquí luce esplendida, cuando El sueco (Lancaster) ve por primera vez a Kitty (Gardner) en aquella fiesta se queda paralizado, ya no puede hacer otra cosa que no sea adorarla, lo mismo exactamente nos sucede a los espectadores, la imagen de Ava Gardner nos impacta, precisamente en esa primera aparición es donde más bonita está, con ese vestido negro que siempre recordaremos.
Burt Lancaster posee una dilatada filmografía, plena de películas notables, actor en un principio un tanto afectado y tendente a la exageración, se fue después modelando hasta lucir magistral y comedido por ejemplo en la estupenda Atlantic City y en alguna otra más por la que llegó incluso a recibir el Oscar. En Forajidos debuta con nota metido en el papel del ingenuo y atormentado boxeador que acaba en delincuente, un perdedor rudo, prendado de la chica mala, esa chica enfundada en ese vestido negro, por la que él (y quien no) haría cualquier cosa.
Todo ello compone una película inolvidable con autentico sabor a cine clásico que se ha hecho un hueco más que merecido en la historia de este maravilloso género.