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8,3
35.307
Western
Ransom Stoddard (James Stewart), anciano senador del Congreso de los Estados Unidos, explica a un periodista por qué ha viajado con su mujer (Vera Miles) para asistir al funeral de su viejo amigo Tom Doniphon (John Wayne). La historia empieza muchos años antes, cuando Ransom era un joven abogado del este que se dirigía en diligencia a Shinbone, un pequeño pueblo del Oeste, para ejercer la abogacía e imponer la ley. Poco antes de llegar, ... [+]
23 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El western, pese a ser un género que actualmente está agotado esconde una gran variedad de formas y estilos que lo convierten en casi único. Los westerns, incluso los que guardan similitudes son dispares: tenemos reflexiones sobre la cobardía como “High Noon”, aventuras como en “El bueno, el malo y el feo” e historias que lo remataron como “Los imperdonables”. Y después esta “El hombre que mató a Liberty Valance”.
Considero que Eastwood mató al género con su película, fue una especie de non plus ultra para el género. Pero si hay una obra que verdaderamente pone punto y final al western es “El hombre que mató a Liberty Valance”. “Los imperdonables” es una grandísima película que muestra la realidad poco glamorosa del Salvaje Oeste, siendo su plantel protagonista la prueba que lo demuestra. Pero la película de John Ford lo lleva por otro lado, que es de una desmitificación más sobria y diría que personal.
Voy a tratar de explicarme en los spoliers.
Considero que Eastwood mató al género con su película, fue una especie de non plus ultra para el género. Pero si hay una obra que verdaderamente pone punto y final al western es “El hombre que mató a Liberty Valance”. “Los imperdonables” es una grandísima película que muestra la realidad poco glamorosa del Salvaje Oeste, siendo su plantel protagonista la prueba que lo demuestra. Pero la película de John Ford lo lleva por otro lado, que es de una desmitificación más sobria y diría que personal.
Voy a tratar de explicarme en los spoliers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El personaje de Stewart, Ranse, me encanta. Stewart es uno de mis actores favoritos y entrega una gran interpretación como el abogado que no quiere llevar revólver. Pero voy a romper una lanza por Tom Doniphon.
Doniphon habría sido el protagonista en otros años, sería quién a plena luz del día le asestaría el tiro mortal a Valance en la calle principal tras un inolvidable tiroteo, pero esto no es así. El personaje de Wayne es autoconsciente de su rol en la historia durante toda la película, se relega a ser quién mate a Liberty Valance pues sabe que quién puede hacer algo realmente es Ranse. Sabe que la hora de los pistoleros ha pasado y lo demuestra aceptando ser si él quién mate a Valance. Pero nadie se lo va a reconocer. Ese mérito es para Stewart quién se ve empujado a abandonar sus ideales no violentos.
Ford, que en su momento había engrandecido al western se encargó de desmontar todos y cada uno de sus clichés. Empezando por el protagonista, los hechos, su resolución y el duelo final. ¿Donde veremos algo como esto otro vez? En los clímax generalmente el malo termina con más agujeros que un colador y el protagonista sale airoso de su último enfrentamiento donde reside la quintaesencia de su lucha por la libertad, los valores y la chica (sobretodo esta última). Así nos han educado en mala forma los blockbusters de verano. Pero aquí es distinto: Sin música, sin grandes planos, solo un disparo. Y que después resulte que el mérito es de otro, que lo hizo por amor.
Creo que es importante remarcar las frases “Cuando la leyenda se convierte en un hecho, publicamos la leyenda” y “Nada es suficiente para el hombre que mató a Liberty Valance” que se muestra el espíritu del film.
Siempre uno se deja algo en la manga cuando crítica algo, sobre todo cuando le gustó. Solo diré que cuando apareció el “The End” no pude evitar pensar que hasta aquí llegaba el Western: Un tiro en la oscuridad y telón.
El resto es leyenda.
Doniphon habría sido el protagonista en otros años, sería quién a plena luz del día le asestaría el tiro mortal a Valance en la calle principal tras un inolvidable tiroteo, pero esto no es así. El personaje de Wayne es autoconsciente de su rol en la historia durante toda la película, se relega a ser quién mate a Liberty Valance pues sabe que quién puede hacer algo realmente es Ranse. Sabe que la hora de los pistoleros ha pasado y lo demuestra aceptando ser si él quién mate a Valance. Pero nadie se lo va a reconocer. Ese mérito es para Stewart quién se ve empujado a abandonar sus ideales no violentos.
Ford, que en su momento había engrandecido al western se encargó de desmontar todos y cada uno de sus clichés. Empezando por el protagonista, los hechos, su resolución y el duelo final. ¿Donde veremos algo como esto otro vez? En los clímax generalmente el malo termina con más agujeros que un colador y el protagonista sale airoso de su último enfrentamiento donde reside la quintaesencia de su lucha por la libertad, los valores y la chica (sobretodo esta última). Así nos han educado en mala forma los blockbusters de verano. Pero aquí es distinto: Sin música, sin grandes planos, solo un disparo. Y que después resulte que el mérito es de otro, que lo hizo por amor.
Creo que es importante remarcar las frases “Cuando la leyenda se convierte en un hecho, publicamos la leyenda” y “Nada es suficiente para el hombre que mató a Liberty Valance” que se muestra el espíritu del film.
Siempre uno se deja algo en la manga cuando crítica algo, sobre todo cuando le gustó. Solo diré que cuando apareció el “The End” no pude evitar pensar que hasta aquí llegaba el Western: Un tiro en la oscuridad y telón.
El resto es leyenda.