Producción sin grandes novedades que se encarga de presentar los inicios de la puesta a punto de lo que más adelante se convirtió en tradición de un futuro alocado en el que un día concreto pasa a estar permitido todo sin esperar medidas policiales ni jurídicas, haciendo que todo valga en una noche abierta a la violencia y el terror.
Esta precuela de la ya famosa, La noche de las bestias no aporta nada realmente novedoso y lo único que hace es explotar la franquicia hasta puntos insospechados. Lejos queda la primera película con Ethan Hawke, pero la fama y las tendencias la convirtieron en todo un evento social.
Esta precuela tarda en poner las bases para lo que posteriormente fue La noche de las bestias.
No esperéis grandes interpretaciones, ni nada similar. Aquí vale todo y de una forma extraña, se disfruta sin ser nada del otro mundo.