La trama no llega a interesar aunque sea complicada, queriendo hacer creer que en algún momento van a aparecer los hechos importantes de la película. Para atraer la atención se usan los recursos habituales de los argumentos que tienen poco para decir: sexo, violencia en forma de tortura y malos tratos, y el inefable romance entre los espías que deberían ser totalmente antagónicos. Los actores principales no sobresalen en ningún aspecto. Jennifer Lawrence está aceptable en su papel, pero su desnudo total (no del todo) es de mal gusto, no tanto por lo que muestra sino por cómo lo muestra. Los actores veteranos y prestigiosos como Jeremy Irons y Charlotte Rampling están en papeles segundones y además, en el caso de Charlotte Rampling, su rol de entrenadora de espías rusos es absolutamente grotesco; me pregunto qué necesidad tuvo de aceptar este papel, malversando así su magnífica actuación en "45 años" (Reino Unido 2015). La supuesta bailarina del Bolshoi, sea Jennifer Lawrence o su doble, no luce como una bailarina clásica, se la ve tosca y pesada. Es más verosímil que ella hubiera podido lesionar a su partenaire que a la inversa, como ocure en la película. Sergei Polunin es un bailarín excepcional, que aúna técnica y sensualidad cuando danza, pero es evidente que sus estupendos dones no lo habilitan para ser actor.
Si de películas de espías se trata, me remito a la super clásica pero entrañable "Espía por mandato" (USA 1962), aunque así delate mi edad. Entre las más recientes destaco, con relación a la Guerra Fría, "El caso Farwell" (Francia 2009) y si de trata de descubrir topos, "El Topo" (Reino Unido 2011). Con relación a estas tres excelentes películas, Operación Red Sparrow es un film de cuarta.