La historia de Dillon y sus fantasmas del pasado es lo único que puede interesar en esta película. Lo demás, superfluo: El ingeniero del ferrocarril verdaderamente sería un personaje prescindible, Milla Jovovich no encaja como cantante portuguesa y no se sabe muy bien por qué las prostitutas del burdel adquieren tanto protagonismo. Ni siquiera se ve un solo pistolero en lo que se supone que es un western. Vale, el tema central es la fiebre del oro; pero en todas las que tratan sobre este asunto siempre sale alguno aunque sea como figurante.
En definitiva, Winterbottom tiene muchísimo que aprender del maestro Clint Eastwood y sus obras “El jinete pálido” y “Sin perdón”. El título parece inspirado en esta última y, sin embargo, está a años luz en calidad.
Quizá lo único salvable de “El perdón” sea la rareza de escuchar música de Michael Nyman en un western y que las actrices apenas vayan maquilladas, lo cual las convierte en “damas” más desarraigadas.