Llevar al cine las aventuras de Astérix y Obélix era una ya una misión harto arriesgada, pero hacer una secuela fue directamente un error. Además de que la historia planteada en esta película es más pueril que la de la primera parte (el Numeróbis ese se aproxima más al Jar Jar Binks de "La amenaza fantasma" que a un respetable arquitecto egipcio), los diálogos son francamente horrorosos, destinados no a un público infantil, sino tonto; y, para colmo, mezclan churras con merinas al introducir en la época egipcia a piratas como Barbarroja y sus atuendos propios de los libros de aventuras del S.XVI (incluyendo parche en el ojo y bandera con calavera). Ni siquiera la gratificante presencia de Monica Bellucci salva este bodrio. Si acaso, como mucho, los estimulantes modelitos que este bellezón luce en su papel de Cleopatra hacen que puedas resistir la película en su inicio.