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Voto de HHH:
4
5,7
69
Drama
Basada en la novela homónima del escritor mexicano Sergio Galindo, una historia de pasiones, miedos y prejuicios. Producida por Arturo Ripstein. (FILMAFFINITY)
15 de junio de 2007
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acerca de los problemas que entraña la adaptación del contenido de una novela (o de material de procedencia exclusivamente literaria) se han escrito (no pocas) tesis doctorales. Por supuesto van mucho más allá de señalar las dificultades meramente técnicas, aunque sea a partir de la superación de éstas de donde surja toda teorización posterior. Una vía empleada con excesiva frecuencia contempla la coincidencia con el texto de partida en la inclusión de un mismo inicio y un mismo desenlace. Por el medio suelen quedar matices y subtramas reducidas a la mínima expresión, en realidad como reflejo del problema que implica adaptar el tiempo de lectura de una novela al tiempo de visión de una película. El mayor riesgo es ahogar la historia con un ritmo descompensado, conseguir que, con la inclusión de todos los puntos de giro del texto original, se produzca una condensación de momentos "clave" que agobie la película y al espectador. En cierta manera de ese pie cojea "Otilia", una película que propone no pocas ideas interesantes que terminan siendo devoradas por el desarrollo de la historia.
De esta manera, la búsqueda de ese desenlace predefinido se lleva por delante la primacía que, en la historia, estaba logrando esa rebeldía (que no feminista, aunque se puedan rastrear en ella algunos rasgos que obedecerían a postulados feministas) encarnada en Otilia, una mujer marcada desde su nacimiento por ser la hija del terrateniente de un pueblo mexicano y con una mancha en la cara que la haría indeseable ante los ojos de la sociedad (más) machista del México rural de principios de siglo. Una vez se libera de su "función" para esa sociedad que la rechaza (tener hijos) tras ser contagiada por su marido de una enfermedad "de esas que contagian los hombres", Otilia se olvida de una familia castrante y de un matrimonio de conveniencia para investirse de una rebeldía hasta cierto punto adolescente que la lleva a enfrentarse a la hipocresía que sustenta una sociedad intolerable, agria y decadente.
Además, la carga de significado que una mancha en la cara de una mujer consigue la película de Dana Rotberg entronca excelentemente con todo ese retrato social efectuado basado en la representación.
De esta manera, la búsqueda de ese desenlace predefinido se lleva por delante la primacía que, en la historia, estaba logrando esa rebeldía (que no feminista, aunque se puedan rastrear en ella algunos rasgos que obedecerían a postulados feministas) encarnada en Otilia, una mujer marcada desde su nacimiento por ser la hija del terrateniente de un pueblo mexicano y con una mancha en la cara que la haría indeseable ante los ojos de la sociedad (más) machista del México rural de principios de siglo. Una vez se libera de su "función" para esa sociedad que la rechaza (tener hijos) tras ser contagiada por su marido de una enfermedad "de esas que contagian los hombres", Otilia se olvida de una familia castrante y de un matrimonio de conveniencia para investirse de una rebeldía hasta cierto punto adolescente que la lleva a enfrentarse a la hipocresía que sustenta una sociedad intolerable, agria y decadente.
Además, la carga de significado que una mancha en la cara de una mujer consigue la película de Dana Rotberg entronca excelentemente con todo ese retrato social efectuado basado en la representación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Siguiendo con lo dicho más arriba... Los espectadores saldrán de la sala de cine recordando un par de secuencias que, al menos a mí, me remitieron al nombre de Luis Buñuel: Otilia desciende lentamente una escalinata desnuda, con una especie de casco de mimbre que le cubre toda la cabeza y zapatos de tacón; y, por otro lado, Otilia logra seducir al cura del pueblo para que albergue pensamientos (y casi acciones) pecaminosos hacia ella.
Sin embargo, todo se desmorona en el último tercio de película, tras la marcha de un bandido del que Otilia se enamora. A partir de entonces, todo lo dicho queda reducido a un telón muy de fondo en beneficio del énfasis de un "tragedión" que se ve venir prácticamente desde el inicio.
Sin embargo, todo se desmorona en el último tercio de película, tras la marcha de un bandido del que Otilia se enamora. A partir de entonces, todo lo dicho queda reducido a un telón muy de fondo en beneficio del énfasis de un "tragedión" que se ve venir prácticamente desde el inicio.