Desde luego, para los que amamos el buen cine y disfrutamos con las buenas películas, es indispensable, además de un placer, el revisarlas. Soy contrario a esa frase tópica de "Ah, esa ya la vi". Si la película es buena, es que también es rica en detalles, y sucede todo tan rápido que no da tiempo a reparar en muchos de ellos. Siempre se les encuentran muchas cosas a todos los niveles que nos pasaron desapercibidas. A mí me gustan más muchos de estos films, serie B o no, que parecen olvidados, que muchas de esas producciones oscarizadas o populosas.

Desde que leí la impresionante obra de Gustave Le Bon "Psicología de las masas" (impresionante por su contenido, no por su extensión, como debe ser), admiro más esas películas que han explorado el tema de alguna forma, como "Furia" de Fritz Lang, o la genial "La jauría humana" de Arthur Penn, y también "Filón de plata", que lleva ropaje de western pero podría haber llevado casi cualquier otro sin alterar su esencia.

El retrato es completo y subvierte de forma brillante y sincera los valores hipócritas en que se mueve la sociedad. Está la bruja venenosa "bienpensante", seguro que de una liga de esas moralistas como sugiere uno de los carteles que se ven de pasada durante la festividad del 4 de julio que están celebrando, está la masa crédula y descerebrada, que también suele ser envidiosa, y sólo se salvan el honesto sheriff, aunque poco hace, el cura bueno aquí, y las dos únicas personas que aman de verdad al protagonista, que son su novia y el magnífico personaje de la prostituta. Dwan sólo necesita 1 hora 17 minutos para crear una obra maestra, sí, una obra maestra tensa de principio a fin y, no sólo emocionante, sino también para los que les gusta pensar.