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Voto de Emma:
2
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7,6
117.692
Drama
Nina (Natalie Portman), una brillante bailarina que forma parte de una compañía de ballet de Nueva York, vive completamente absorbida por la danza. La presión de su controladora madre (Barbara Hershey), la rivalidad con su compañera Lily (Mila Kunis) y las exigencias del severo director (Vincent Cassel) se irán incrementando a medida que se acerca el día del estreno. Esta tensión provoca en Nina un agotamiento nervioso y una confusión ... [+]
28 de febrero de 2011
16 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobrevalorado film que sólo alcanza a que al bienintencionado espectador le entre un profundo sopor y ganas de que acabe pronto.
¿Desean observar durante casi 60 minutos como una bailarina clásica pone cara de estreñida mientras ensaya? ¿O prefieren contemplar su “expresiva” cara de pasmo mientras se masturba durante los 60 minutos restantes? Si sabiamente, no desean ninguna de las dos cosas, lo mejor que pueden hacer es abstenerse de verla.
Pese a todo, y por si les entra curiosidad de comprobar lo que se pierden, ahí va un adelanto: a Nina, una bailarina esquizofrénica (Portman), la dan el papel del cisne blanco y cisne negro en el ballet El Lago de los Cisnes. El director de la compañía (Vincent Cassel), obsesionado en sobar a sus alumnas y en especial a la protagonista durante los ensayos o en su despacho (todo muy edificante), no termina de convencerse de la interpretación de la Portman como cisne negro, a quien ve que le falta maldad y sentimiento para interpretarlo. ¿Cómo la persuade de que tiene que sacar su lado oscuro para bailar bien el cisne negro? Pues nada menos que con la maravillosa frase para la inmortalidad de esta gran obra maestra del cine: “¿Te la follarías?” A partir de ese momento, la película cae en picado. Natalie tiene fantasías lésbicas con una bailarina rival, se masturba a todas horas, desobedece a su madre, sufre alucinaciones exentas de cualquier atisbo de originalidad y continúa autolesionándose (es bulímica y se quita los padrastros de las uñas hasta hacerse sangre).
¿Desean observar durante casi 60 minutos como una bailarina clásica pone cara de estreñida mientras ensaya? ¿O prefieren contemplar su “expresiva” cara de pasmo mientras se masturba durante los 60 minutos restantes? Si sabiamente, no desean ninguna de las dos cosas, lo mejor que pueden hacer es abstenerse de verla.
Pese a todo, y por si les entra curiosidad de comprobar lo que se pierden, ahí va un adelanto: a Nina, una bailarina esquizofrénica (Portman), la dan el papel del cisne blanco y cisne negro en el ballet El Lago de los Cisnes. El director de la compañía (Vincent Cassel), obsesionado en sobar a sus alumnas y en especial a la protagonista durante los ensayos o en su despacho (todo muy edificante), no termina de convencerse de la interpretación de la Portman como cisne negro, a quien ve que le falta maldad y sentimiento para interpretarlo. ¿Cómo la persuade de que tiene que sacar su lado oscuro para bailar bien el cisne negro? Pues nada menos que con la maravillosa frase para la inmortalidad de esta gran obra maestra del cine: “¿Te la follarías?” A partir de ese momento, la película cae en picado. Natalie tiene fantasías lésbicas con una bailarina rival, se masturba a todas horas, desobedece a su madre, sufre alucinaciones exentas de cualquier atisbo de originalidad y continúa autolesionándose (es bulímica y se quita los padrastros de las uñas hasta hacerse sangre).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El summum de la tontería supina es el final: el día del estreno, Nina se apuñala durante el intermedio con un trozo de espejo roto creyendo que así, ha matado a su compañera rival, y sale a escena interpretando un sublime cisne negro durante toda la segunda parte hasta el final, que es cuando el público la aclama con un antológico Nina, Nina, Nina, Nina… cuán si fuera la Callas (recordemos que hasta ese día, la chica era una bailarina más de la compañía, y no la conocía individualmente nadie, salvo su madre).
Después de esto no es de extrañar que un espectador asesinara a otro en una sala de cine mientras la proyectaban. Ver películas tan malas y lo peor, tan obscenamente pretenciosas, incitan a la violencia.
Después de esto no es de extrañar que un espectador asesinara a otro en una sala de cine mientras la proyectaban. Ver películas tan malas y lo peor, tan obscenamente pretenciosas, incitan a la violencia.