Zodiac

David Fincher no es un director cualquiera. Tiene tras de si una impresionante filmografía que lo acredita como a uno de los grandes cineastas de las últimas décadas. Irrumpió en 1992 con la tercera edición de la saga “Alien”. Después llegaron películas como “Seven”, “The Game, “La habitación del pànico” o “Red social”. Todas ellas merecieron el favor de la crítica, fueron éxitos de taquilla y acapararon numerosos premios cinematográficos, sin olvidar que el cineasta estadounidense es también autor de famosas series de televisión como “Hause of Cards” en cuya red quedaron atrapados millones de espectadores. De forma que hablamos de un hombre conocedor de su oficio, sabe lo que se trae entre manos y domina todos y cada uno de los complejos resortes que intervienen en la realización de una película.
Así pues, en estos días de eremitismo obligado, me sirvo, una vez más, del amplio y apetitoso menú de la plataforma Netflix para ver la estupenda “Zodiac” que Fincher estrenó en 2007. Algo más de dos horas y media de metraje pueden hacerse insufriblemente eternas o gozosamente livianas. Y es en este segunda categoría donde la película de Linch encuentra su mejor acomodo. Pues a pesar de su extenso desarrollo la historia discurre con fluidez y mantiene su interés sin un solo desfallecimiento. El tratamiento del guion, inteligente y meticulosamente distribuido a lo largo de 158 minutos sin que ni un solo cabo quede suelto, dan fe del minucioso trabajo, profesionalismo y eficacia de Fincher.
La historia, basada en hechos reales acontecidos a partir de 1969 en California y que aterrorizaron a la poblacion del Estado durante un largo tiempo, siguen siendo hoy un misterio sin resolver. Así que estamos ante un atractivo y apasionante thriller de investigación en un tiempo en el que los sistemas de indagación no eran muy diferentes a los que, medio siglo antes, dieron origen a las novelas de Conan Doyle y Agatha Christie. Los primeros y rudimentarios ordenadores aún no habían hecho su aparición y ni siquiera los antidiluvianos fax nacían como eficaces medios de comunicación.
Cuatro formidables actores conforman la columna vertebral del relato. Por un lado, Mark Ruffalo y Anthony Edwards, como los tenaces policías encargados de la investigación y, por otro, Jake Gyllenhaal y Robert Downey Jr., interpretando a los periodistas que se involucraron en las pesquisas poseídos de una obsesiva determinación. Todos ellos consuman una actuación impecable.
La ambientación, tanto en exteriores como en interiores, está tan fielmente conseguida que por momentos dudo de si lo que veo fue rodado en el 2007 o bien es una filmación de los 70. Y para los que conscientemente y en edad adulta vivimos aquellos años nos sentimos transportados a esa época como si la magia de una prodigiosa máquina del tiempo nos hubiera transportado a ella. E incluso el color, más apagado y amarronado, no tan nítido y bruñido como el actual, se mimetiza con el cine de entonces.
El espectáculo pues, mis improbables lectores, está servido y aconsejo, a todos aquellos abonados a Netflix, no desaprovechen la ocasión.

Emilio Castelló Barreneche