Predicador de Dios desde luego no es el protagonista de esta película tan terrible, más bien del demonio.

Porque El Reverendo,interpretado por Guy Pearce no tortura los cuerpos, tortura las almas, y para ello usa el cuerpo, que es distinto. La obscenidad con que se vale del sufrimiento físico para obtener la sumisión mental, todo es obsceno en este villano auténtico, como los de antes, nada que ver con los descafeinados que nos quieren vender en los tiempos actuales con los malos.
Enamorado sin remedio de su propia hija, Joanna, El reverendo comenzará un viaje sin retorno en el que juzgará, castigará, destrozará, arruinará...y una larga serie de verbos en futuro activo y todos acertados. El resto de personajes con perecederos, pero cada uno con sus reglas y estilo.

Dakota Fanning interpreta a Joanna, más tarde Liz, en el que es su mejor papel. Todavía es superior al de la aburrídisimo rol en "Effie Gray". Demasiado larga, la película cuenta con las escenas divididas en cuatro libros de la Biblia, lo que hace que se note como algo pesada y de ritmo aletargado. El resto de personajes están detrás de Carice Van Houter, su madre, que aunque medio lerda es capaz de ser consciente de lo que pasa.
Dirección brillante, vestuario irregular, interpretaciones descarnadas, la historia resulta ser más compleja, terrible y exasperante de lo que se espera en una humanidad sin esperanza. Terribles las escenas de Dakota y Pearce, con una heroína atípica y un villano frente al cual todos los demás vistos últimamente palidecen. Su figura, su manera de andar, sus maneras. Todo es monstruoso, diabólico, retorcido.

Nota: un 6, no es una obra maestra, pero relata la dura realidad de numerosos hombres de la Iglesia.