Película que se encuentra dividida en dos.
La parte que no cuenta nada, y donde el invierno de Vivaldi viene para anunciarnos que Wick está aquí realmente tal y como lo conocemos.

Aún así se trata de la mejor franquicia que existe en nuestros días de este género heroico de un hombre contra muchos malos malísimos que recuerdan a esas películas de los noventa protagonizadas por Seagal, Van Damme, Stallone, Arnie...en la que el héroe se encargaba de darle su merecido a un montón de matones que tenían secuestrado a un ser querido o bien eran unos terroristas peligrosos.

Keanu Reeves está inmejorable de vuelta con este héroe sin corazón para nada más que el recuerdo de su mujer y su perrito, pero también imbatible.
Las escenas de lucha han sido magníficas con unas coreografías que nos recuerdan a la primera, pero sólo superadas por el segundo volumen de John Wick: Pacto de Sangre.
El tratamiento de algunos personajes es el gran fallo de este volumen III como defecto principal.

El leve reconocimiento del personaje de Sofía al nivel de supermujer sin casi más explicaciones, o el lamentable papel de Mark Dacascos convertido aquí en una especie de payasete que seguía con admiración y envidia a un digno John Wick, dado que gracias a Mark Dacascos la figura de Keanu Reeves sólo se fortalece como más venerable, en un tira y afloja que si bien muchos verán con nostalgia reprimiendo una lagrimita por aquel intérprete noventero de artes marciales de la peli basada en el manga "Crying Freeman: Paraísos perdidos", no aporta a la película la calidad de la segunda.
Un éxito en la taquilla, me alegra enormente. Pero aquí los que de verdad han resaltado han sido el dúo de Reeves e Ian Macshane como equipo poco probable.
Las consecuencias devienen de los actos, en efecto.
La dirección ha sido muy irregular para pasarse más de tres años de diferencia entre una peli y otra. Me había esperado otra cosa.
Lo políticamente correcto y el feminismo metido como propaganda barata inundan John Wick, pero no pueden hacer mucho afortunadamente, y por eso podemos disfrutar de una película que realmente dura los quince últimos minutos del final, siendo la primera parte como un sueño del protagonista.
El uso de nuevas acrobacias mata el tiempo que se podía haber dedicado a mostrarnos al verdadero John Wick. Puedes pasar de la 2 a la 4 sin haber visto la tercera, es inexplicable en este punto, pero habrá John Wick para cuerda.