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Voto de Don Simón:
9
Drama Ibro lleva a su hijo Armin de su pequeño pueblo bosnio a Croacia para hacer una audición para una película alemana sobre el conflicto balcánico. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una escena en Gori Vatra en la que Emir Hadzihafizbegovic (actor bosnio de Tuzla, 50 tacos) le explica a un bombero cómo mataron en realidad a su hermano durante la guerra. La mirada que clava y la elocuencia con la que se expresa se me grabó en la memoria. A partir de ahí, su presencia en otras películas me ha sido muy grata. Qué decir entonces de 'Armin', donde interpreta al co-protagonista de la historia.

El director y guionista croata Ognjen Svilicic ofrece una historia sencillísima, rica en gestos, en detalles, sobre un provinciano padre bosnio que lleva a su hijo a Zagreb al casting de una película extranjera. Es un padre sobreprotector. No cesa de mangonear al niño en un 'ponte bien y estate quieto' constante. Vemos, por las llamadas de teléfono, que la madre es igual o peor. Son dos padres que se expresan a base de imperativos y que viven para el control de todo. Un ejemplo, padre e hijo van a visitar a una pariente y por teléfono la madre les insiste en que lleven dulces, que compren flores. Detalles absurdos, del día a día, que se empeñan en controlar con molesta insistencia. Hasta tal punto que también están interesados en los sueños de su hijo. Quieren que entre en el mundo del cine. Estudia arte dramático y toca el acordeón. El padre se desvive por que tenga una oportunidad.

Pero esta mentalidad paterna no parece responder a un plan maléfico para controlar a su hijo. Da la sensación de que lo han pasado mal. De que son padres que han hecho infinitos sacrificios, en un país, como Bosnia, donde aconteció la de Dios es Cristo. Parece que quieren que su hijo no pase por lo que han pasado ellos. Que, a cualquier precio, tenga una vida mejor. Es un instinto. Le cuelgan un acordedón del cuello y lo ponen a cantar, a ver si prospera, en su infinita ingenuidad. Y aunque la cartilla de observaciones que se le puede colocar a esta conducta es extensa, no se puede dudar de que se trata de amor. Travestido, transgredido, retorcido... da igual. Es amor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Don Simón
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