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Voto de Don Simón:
9
6,4
57
Drama
Ibro lleva a su hijo Armin de su pequeño pueblo bosnio a Croacia para hacer una audición para una película alemana sobre el conflicto balcánico. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una escena en Gori Vatra en la que Emir Hadzihafizbegovic (actor bosnio de Tuzla, 50 tacos) le explica a un bombero cómo mataron en realidad a su hermano durante la guerra. La mirada que clava y la elocuencia con la que se expresa se me grabó en la memoria. A partir de ahí, su presencia en otras películas me ha sido muy grata. Qué decir entonces de 'Armin', donde interpreta al co-protagonista de la historia.
El director y guionista croata Ognjen Svilicic ofrece una historia sencillísima, rica en gestos, en detalles, sobre un provinciano padre bosnio que lleva a su hijo a Zagreb al casting de una película extranjera. Es un padre sobreprotector. No cesa de mangonear al niño en un 'ponte bien y estate quieto' constante. Vemos, por las llamadas de teléfono, que la madre es igual o peor. Son dos padres que se expresan a base de imperativos y que viven para el control de todo. Un ejemplo, padre e hijo van a visitar a una pariente y por teléfono la madre les insiste en que lleven dulces, que compren flores. Detalles absurdos, del día a día, que se empeñan en controlar con molesta insistencia. Hasta tal punto que también están interesados en los sueños de su hijo. Quieren que entre en el mundo del cine. Estudia arte dramático y toca el acordeón. El padre se desvive por que tenga una oportunidad.
Pero esta mentalidad paterna no parece responder a un plan maléfico para controlar a su hijo. Da la sensación de que lo han pasado mal. De que son padres que han hecho infinitos sacrificios, en un país, como Bosnia, donde aconteció la de Dios es Cristo. Parece que quieren que su hijo no pase por lo que han pasado ellos. Que, a cualquier precio, tenga una vida mejor. Es un instinto. Le cuelgan un acordedón del cuello y lo ponen a cantar, a ver si prospera, en su infinita ingenuidad. Y aunque la cartilla de observaciones que se le puede colocar a esta conducta es extensa, no se puede dudar de que se trata de amor. Travestido, transgredido, retorcido... da igual. Es amor.
El director y guionista croata Ognjen Svilicic ofrece una historia sencillísima, rica en gestos, en detalles, sobre un provinciano padre bosnio que lleva a su hijo a Zagreb al casting de una película extranjera. Es un padre sobreprotector. No cesa de mangonear al niño en un 'ponte bien y estate quieto' constante. Vemos, por las llamadas de teléfono, que la madre es igual o peor. Son dos padres que se expresan a base de imperativos y que viven para el control de todo. Un ejemplo, padre e hijo van a visitar a una pariente y por teléfono la madre les insiste en que lleven dulces, que compren flores. Detalles absurdos, del día a día, que se empeñan en controlar con molesta insistencia. Hasta tal punto que también están interesados en los sueños de su hijo. Quieren que entre en el mundo del cine. Estudia arte dramático y toca el acordeón. El padre se desvive por que tenga una oportunidad.
Pero esta mentalidad paterna no parece responder a un plan maléfico para controlar a su hijo. Da la sensación de que lo han pasado mal. De que son padres que han hecho infinitos sacrificios, en un país, como Bosnia, donde aconteció la de Dios es Cristo. Parece que quieren que su hijo no pase por lo que han pasado ellos. Que, a cualquier precio, tenga una vida mejor. Es un instinto. Le cuelgan un acordedón del cuello y lo ponen a cantar, a ver si prospera, en su infinita ingenuidad. Y aunque la cartilla de observaciones que se le puede colocar a esta conducta es extensa, no se puede dudar de que se trata de amor. Travestido, transgredido, retorcido... da igual. Es amor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Con todo, la cinta tiene también mucho que decir de los que van a rodar la película a la 'ex Yu'. Son alemanes, entre copas y copas, van sacando adelante los castings. Este padre y su hijo les parecen poco más que una pesadilla. La insistencia del padre les impacienta, les agobia. Aunque finalmente el crío tiene su oportunidad y le da un jamacuco. Demasiada presión ¿problema de salud? no queda claro. El caso es que no está bien. Y esto parece llamarle la atención al director, que por supuesto es un cráneo privilegiado: Les propone filmar un documental. La película es sobre la guerra, el documental sería sobre las secuelas de la guerra en este crío. Les quieren, simple y llanamente, por la pena que dan los dos.
En ese instante aflora la dignidad del padre que por ahí no traga. Después de arrastrarse para que su hijo logre un papel en la película, en contraste, se niega a convertirlo en un pelele. Paralelamente, el padre ve también que su hijo fuma a escondidas. De algún modo, toma conciencia de que deja de ser un niño. Que vive y se desarrolla por sí solo. Vuelven al pueblo. Un lugar sin tanta lucecita, sin ningún encanto, con seres aburridos deambulando, pero su lugar. Y quizá con una relación entre ambos en lo sucesivo más aireada.
'Armin' trata de relaciones paterno fililes, de la miseria como un bien productivo -ya sea artístico o de otra clase- para Occidente y de la dignidad humana. Extraordinaria película.
Nota: En imdb un croata se queja de que el padre es demasiado paleto. No le gusta que se muestre a la ex Yugoslavia como un lugar tan atrasado ¿Será un retrato hiperbólico? Qui lo ça. Lo cierto es que el debut de Svilicic, Oprosti za kung fu (Sorry for kung fu), trata de una refugiada bosnio croata que, una vez expiradas las ayudas en Alemania a los refugiados, vuelve a casa de sus padres preñada. Como se ve en la carátula del DVD, su hijo será oriental, lo que hará que sus padres la repudien y ella se vuelva por donde ha venido. No es una imagen muy exportable.
En ese instante aflora la dignidad del padre que por ahí no traga. Después de arrastrarse para que su hijo logre un papel en la película, en contraste, se niega a convertirlo en un pelele. Paralelamente, el padre ve también que su hijo fuma a escondidas. De algún modo, toma conciencia de que deja de ser un niño. Que vive y se desarrolla por sí solo. Vuelven al pueblo. Un lugar sin tanta lucecita, sin ningún encanto, con seres aburridos deambulando, pero su lugar. Y quizá con una relación entre ambos en lo sucesivo más aireada.
'Armin' trata de relaciones paterno fililes, de la miseria como un bien productivo -ya sea artístico o de otra clase- para Occidente y de la dignidad humana. Extraordinaria película.
Nota: En imdb un croata se queja de que el padre es demasiado paleto. No le gusta que se muestre a la ex Yugoslavia como un lugar tan atrasado ¿Será un retrato hiperbólico? Qui lo ça. Lo cierto es que el debut de Svilicic, Oprosti za kung fu (Sorry for kung fu), trata de una refugiada bosnio croata que, una vez expiradas las ayudas en Alemania a los refugiados, vuelve a casa de sus padres preñada. Como se ve en la carátula del DVD, su hijo será oriental, lo que hará que sus padres la repudien y ella se vuelva por donde ha venido. No es una imagen muy exportable.