No es extraño que Alex Garland vuelva a sorprender; su talento ya había quedado refractado en su Ex Machina. Ahora nos vuelve a introducir en la ciencia de nuestras emociones y en la ficción de nuestros hechos; remueve nuestra mirada, a través de una maravillosa escenografía y consensa nuestra crítica con un guión bien hilvanado y una serie de interpretaciones bien conjugadas.
Se abren nuevos caminos en el cine y este autor nos lleva por buenos derroteros. Un disfrute para el arte, un nuevo paso para el cine. Siéntense y vean. Ciencia ficción adulta.