Receta para crear una película enfermiza:

Paso primero. Junte a un personaje sacado de una película mala de vaqueros, un niño en pelotas, unos tipos con poderes raros, un grupo de lisiados de lo más desagradable, una enana que se abre de piernas, unas mujeres que tanto te hacen el amor como te dan de latigazos y unos monjes sádicos.

Paso segundo. Bata todos los ingredientes y añádalos en un guión sacado de la cabeza del más loco y depravado enfermo mental que jamás habitó en una institución para maníacos asesinos, añada a medida que se va cociendo unas pizcas de surrealismo absurdo, un manojo de violencia gratuita y brutal, unas gotas de escenas oníricas y asquerosas fruto de la mente de un tarado maltratador en potencia y métalo todo en el horno.

Paso tercero. Sírvase el resultado bañado en una trama lenta y tediosa con un ambiente enfermizo sacado del mismo infierno.

Recomnedaciones. Los comensales no deben estar borrachos, ni drogados, ni sufrir de problemas estomacales, ya que los resultados podrían ser demasiado graves.

Si tras este plato tan original ha sufrido vómitos, malestar general o simplemente una somnolencia brutal, no se preocupe, es algo normal. Si por el contrario le ha gustado el producto final y tiene ganas de probar más recetas del señor Jodorowsky, no lo dude, consulte a su médico o farmaceútico, o mejor aún, pida cita al psicólogo y luego reserve habitación acolchada en un cómodo asilo de lunáticos peligrosos. La sociedad se lo agradecerá.