Un monde o Playground está dirigida por Laura Wandel, quien se estrena tras las cámaras con una durísima película que, si bien es corta, supone una total inmersión en el mundo de la pequeña Nora (Maya Vanderbeque). Esta entra en primaria, donde ya está su hermano Abel (Günter Duret), solo para darse cuenta de que este sufre acoso en el patio. Desde la mirada de la niña, el espectador asistirá, casi como si de una prisión se tratara, el vía crucis por el que ha de pasar Abel. Este, además, le pedirá silencio para no empeorar las cosas. Niños abusando de otros niños, el impacto que tiene esto en la relación entre ellos, cómo gestionan el hecho, etc.; todo ello se retrata y se intuye con fuerza en una película capaz de revolver estómagos en poco más de una hora.

Culpa de tal angustia la tiene la forma en la que Laura Wandel decide que el espectador ha de seguir la historia, que es con primerísimos planos y la mirada de Nora. Una Maya Vanderbeque que se come la pantalla y a la que hay que aplaudir con entusiasmo. Más allá de catalogarla como un drama o una mera película sobre acoso escolar, es también de terror. Pánico por lo que le supone a un niño enfrentarse a esa realidad, angustia por ver cómo sufre un hermano y las repercusiones que tiene sobre uno mismo, y también por las consecuencias que se derivan de esa situación, tanto a los propios niños como a sus padres, etc. Es difícil explicar todo lo que se siente al ver esta gran película.

En definitiva, UN PEQUEÑO MUNDO es, desde ya, una película imprescindible para los educadores. No ha de haber instituto en todo el mundo que no deba pasar esta película a sus alumnos, debatirla, tratarla y sufrirla. La empatía con sus intérpretes es total. La angustia, sufrimiento e incomprensión que se deriva de ellos es total (menudo trabajo el de la pequeña Maya Vanderbeque). Esta película será un clásico educativo y ha de estar en cualquier filmografía de un buen educador. No os la perdáis.