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Voto de Alexei:
6
3,8
99
Drama
Yacine, un joven francés de origen magrebí que vive en la periferia de París, sueña con distanciarse de su mundo y viajar a Andalucía. Vive la vida a pie de tierra, entre las luchas de barrio y las vivencias de una gran ciudad, las contradicciones de la inmigración y la necesidad de crecer y encontrar su destino. En su universo también hay espacio para el amor, que descubre lleno de sinsabores. Yacine se está descubriendo a sí mismo en ... [+]
18 de agosto de 2008
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya comenté en su correspondiente crónica, Andalucía se presentó como una película tan llamativa como irregular. Tiene habilidades en el guión y en la dirección, pero a medida que avanza la estructura se desmadra y va perdiendo ritmo hacia un final fuera de tono.
Destacar la actuación de Samir Guesmi, que lleva el peso de todo el film con aplomo y carácter.
Quiero aprovechar este espacio, comentada la película, para hacer un breve balance y dejar una impresión personal sobre mis vivencias en esta última 4ª edición de 2007 del Sevilla Festival de Cine 100% Europeo.
A nivel global fue un gran festival, con multitud de variadas e interesantes propuestas, multitud de sugestivos cineastas y multitud de cinematografías.
Sobre todo, fue un festival sumamente enriquecedor y satisfactoriamente aprovechado, con 27 visionados, una media de 3 por día durante 9 de ellos. Comparado con el pasado año –donde mi desastrosa organización hizo que tuviera que ver muchas películas a medias por incompatibilidad horaria, y donde el cansancio y el sueño hicieron mella en un reguero de cabezadas durante varias proyecciones–, me organicé mucho mejor y acudí a las salas descansado, fresco y listo. Y el número y naturaleza de actividades y vivencias paralelas al visionado de películas fue también extraordinario.
Quiero destacar una de las experiencias del último día, que, como no tenía mucho que hacer hasta la proyección de Alondras en el Alambre a las 18:00, me saqué entradas para El Jardín de la Fantasía a las 16:00. Se trata de animación checa clásica, de la cual era un auténtico ignorante y había oído hablar maravillas, y como sabía que había animación en la sección Focus República Checa –la República Checa fue el país invitado al festival–, aproveché ese último día para ver algo.
“El Jardín de la Fantasía” era una selección de 5 obras (desde 1959 hasta 1981) de 60 minutos del maestro de la animación y las marionetas Bretislav Pojar. Algunos graciosos, otros mágicos, otros profundamente cautivadores… fascinantes a nivel global.
También mencionar el, como poco, curioso y mínimo “Homenaje a Jirí Menzel” que rindió el festival a la figura del realizador checo, con la proyección de tan sólo tres películas de su moderadamente extensa filmografía; las tres únicas, de hecho, que están editadas en DVD en España.
Fuera del homenaje, dentro de la Sección Oficial a concurso, también se encontraba su último film tras 12 años sin dirigir (exceptuando un cortometraje).
Al ser un festival recién nacido, la inexperiencia y demás dudosos atributos conllevan una inevitable falta de organización, sobre todo en lo que respecta a la información de las películas. Lo que empezó siendo una molestia, se convirtió pronto en una nueva manera de ver y descubrir cine.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
Destacar la actuación de Samir Guesmi, que lleva el peso de todo el film con aplomo y carácter.
Quiero aprovechar este espacio, comentada la película, para hacer un breve balance y dejar una impresión personal sobre mis vivencias en esta última 4ª edición de 2007 del Sevilla Festival de Cine 100% Europeo.
A nivel global fue un gran festival, con multitud de variadas e interesantes propuestas, multitud de sugestivos cineastas y multitud de cinematografías.
Sobre todo, fue un festival sumamente enriquecedor y satisfactoriamente aprovechado, con 27 visionados, una media de 3 por día durante 9 de ellos. Comparado con el pasado año –donde mi desastrosa organización hizo que tuviera que ver muchas películas a medias por incompatibilidad horaria, y donde el cansancio y el sueño hicieron mella en un reguero de cabezadas durante varias proyecciones–, me organicé mucho mejor y acudí a las salas descansado, fresco y listo. Y el número y naturaleza de actividades y vivencias paralelas al visionado de películas fue también extraordinario.
Quiero destacar una de las experiencias del último día, que, como no tenía mucho que hacer hasta la proyección de Alondras en el Alambre a las 18:00, me saqué entradas para El Jardín de la Fantasía a las 16:00. Se trata de animación checa clásica, de la cual era un auténtico ignorante y había oído hablar maravillas, y como sabía que había animación en la sección Focus República Checa –la República Checa fue el país invitado al festival–, aproveché ese último día para ver algo.
“El Jardín de la Fantasía” era una selección de 5 obras (desde 1959 hasta 1981) de 60 minutos del maestro de la animación y las marionetas Bretislav Pojar. Algunos graciosos, otros mágicos, otros profundamente cautivadores… fascinantes a nivel global.
También mencionar el, como poco, curioso y mínimo “Homenaje a Jirí Menzel” que rindió el festival a la figura del realizador checo, con la proyección de tan sólo tres películas de su moderadamente extensa filmografía; las tres únicas, de hecho, que están editadas en DVD en España.
Fuera del homenaje, dentro de la Sección Oficial a concurso, también se encontraba su último film tras 12 años sin dirigir (exceptuando un cortometraje).
Al ser un festival recién nacido, la inexperiencia y demás dudosos atributos conllevan una inevitable falta de organización, sobre todo en lo que respecta a la información de las películas. Lo que empezó siendo una molestia, se convirtió pronto en una nueva manera de ver y descubrir cine.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Me explico: como decía, la falta de información acerca de los directores y sus trabajos te obligaba irremediablemente a tener que guiarte exclusivamente por el género, país, título y cartel o fotograma del film; ni referencias, ni sinopsis… sólo lo básico. Esa forma de administrar tus elecciones te hacía acercarte a las películas a ciegas, vulnerable por completo y pleno desconocedor de lo que ibas a ver. De esta manera, sin prejuicios, sin expectativas, he descubierto verdaderas joyas a lo largo de los años que llevo acudiendo a esta cita.
Esta estratagema o visión del festival se ha visto un tanto truncada por la necesaria madurez del evento, que me ha llevado en esta última edición a establecer un equilibrio entre lo conocido y lo desconocido.
En cuanto al palmarés, evento al que nunca he prestado mucha atención y que para mí carece de toda relevancia dentro de la vida del festival, cabe decir que se mostró cobarde, convencional y complaciente, otorgando su máximo premio, el Giraldillo de Oro de la Sección Oficial, a It's a Free World de Ken Loach.
Yo comprendo este festival como una oportunidad única para ver cine que de otra forma nunca llegarías a ver. No merece la pena que vea una película que sé que luego acabará estrenándose en España, y por eso justamente el festival es una excelente manera de dar salida a películas que puedan ser estrenadas en el país entero a través de los premios que pueda ganar y de los añadidos que comporta, y que de otra forma no podrían. Por eso, a niveles prácticos, es absurdo que gane Loach un premio que conlleva la distribución comercial en nuestro país de la película cuando, con o sin premio, It's a Free World llegará a nuestras pantallas. Por tanto, la única utilidad del premio queda desperdiciada, no aporta nada, al margen de su nula notoriedad o simbolismo.
Otro premio con el que discrepo, aunque me sea en el fondo indiferente, es con el Premio de la Crítica, otorgado a una insulsa y descafeinada fábula con el nombre de Al Otro Lado.
La Sección Oficial aglomeraba un buen puñado de directores conocidos y buena parte del “mainstream” de la industria europea (Loach, Akin, Chabrol, Schlöndorff…); es decir, películas que podré ver más tarde en su estreno, por eso casi nunca he elegido películas de esta sección. Este año, por el contrario, ha habido una cierta armonía entre las películas de esta sección (Tarr, Rivette, Menzel…) y las demás, resaltando las más jugosas e interesantes Europa_Europa y Eurimages.
Nada más, como coda, me queda subrayar las joyas que he descubierto y con las cuales me quedo y elaboro mi palmarés íntimo e intransferible, a saber: la islandesa Börn, la rusa Izgnanie, la francesa J'Ai Toujours Rêvé D’Etre un Gangster, la checa Alondras en el Alambre y por último, a pesar de todo y por supuesto, la húngara A Londoni Férfi.
Esta estratagema o visión del festival se ha visto un tanto truncada por la necesaria madurez del evento, que me ha llevado en esta última edición a establecer un equilibrio entre lo conocido y lo desconocido.
En cuanto al palmarés, evento al que nunca he prestado mucha atención y que para mí carece de toda relevancia dentro de la vida del festival, cabe decir que se mostró cobarde, convencional y complaciente, otorgando su máximo premio, el Giraldillo de Oro de la Sección Oficial, a It's a Free World de Ken Loach.
Yo comprendo este festival como una oportunidad única para ver cine que de otra forma nunca llegarías a ver. No merece la pena que vea una película que sé que luego acabará estrenándose en España, y por eso justamente el festival es una excelente manera de dar salida a películas que puedan ser estrenadas en el país entero a través de los premios que pueda ganar y de los añadidos que comporta, y que de otra forma no podrían. Por eso, a niveles prácticos, es absurdo que gane Loach un premio que conlleva la distribución comercial en nuestro país de la película cuando, con o sin premio, It's a Free World llegará a nuestras pantallas. Por tanto, la única utilidad del premio queda desperdiciada, no aporta nada, al margen de su nula notoriedad o simbolismo.
Otro premio con el que discrepo, aunque me sea en el fondo indiferente, es con el Premio de la Crítica, otorgado a una insulsa y descafeinada fábula con el nombre de Al Otro Lado.
La Sección Oficial aglomeraba un buen puñado de directores conocidos y buena parte del “mainstream” de la industria europea (Loach, Akin, Chabrol, Schlöndorff…); es decir, películas que podré ver más tarde en su estreno, por eso casi nunca he elegido películas de esta sección. Este año, por el contrario, ha habido una cierta armonía entre las películas de esta sección (Tarr, Rivette, Menzel…) y las demás, resaltando las más jugosas e interesantes Europa_Europa y Eurimages.
Nada más, como coda, me queda subrayar las joyas que he descubierto y con las cuales me quedo y elaboro mi palmarés íntimo e intransferible, a saber: la islandesa Börn, la rusa Izgnanie, la francesa J'Ai Toujours Rêvé D’Etre un Gangster, la checa Alondras en el Alambre y por último, a pesar de todo y por supuesto, la húngara A Londoni Férfi.