Jackson, el director, tiene una mano de santo para generar filmes que te apabullan visualmente al tiempo que te mantienen aferrado a tu butaca, sin aliento, conmocionado con lo que estás viendo.
Hay cine intimista, bonito... y hay cine de espectáculo. Y este es cine de espectáculo de cinco estrellas.
Desde la alucinante y minuciosa recreación del Nueva York de los años de la depresión hasta el increíble mundo de las isla de la calavera, todo te sumerge en una aventura de tres horas maravillosa y taquicárdica.
Si el cine es espectáculo, diversión, sorpresa y emoción, entonces esta es una gran película de cine.
Yo me lo pasé muuuuuuuuuuy bien.