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España España · Barcelona
Voto de obscinedades:
5
Terror. Thriller. Intriga Basada en un relato de Stephen King, cuenta la historia de un escritor de novelas de terror (John Cusack) bastante escéptico. De hecho, se dedica a desacreditar fenómenos paranormales ocurridos en supuestas casas encantadas. Aunque no cree en la existencia de vida más allá de la muerte, sus ideas al respecto cambiarán cuando entre en la habitación 1408 del Hotel Dolphin. (FILMAFFINITY)
13 de diciembre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tiranía del actual modelo cinematográfico en cuanto a duración estándar de los filmes supone en muchos casos un lastre para las propias obras y, como consecuencia obvia, para el espectador mismo. El hecho de que semana tras semana el público se encuentre con estrenos en los que indiscutiblemente la historia no da para llenar los aproximadamente cien minutos que se supone ha de durar una película (especialmente si ésta tiene pretensiones comerciales), y que por tanto el autor se vea obligado a alargar insufriblemente la acción o a rellenar la historia principal con otras totalmente prescindibles, debería estimular cierto debate. Parece ilógico que las narraciones deban adecuarse a un tiempo que no le es natural, sino que está previamente definido y que no es buen acomodo para muchas de las obras. Las convenciones vigentes no permiten que el cine defina su propia duración en función de sí mismo. Como inevitable resultado las obras se resienten.

1408 pretende ser una cinta de terror y suspense, y a ratos lo consigue. Un novelista frustrado reciclado en escéptico escritor de best-sellers paranormales, una habitación de hotel maldita… nada nuevo, sin embargo durante los cuarenta primeros minutos el director entretiene y asusta gracias a un buen trabajo del sonido y a un montaje eficaz a tal propósito. Este primer tercio del film se disfruta sin mucho esfuerzo, pero no es suficiente para mantener el resto, pues a base de repetir la misma fórmula –digna pero algo simple-, ésta pierde fuerza. El problema es precisamente que casi siempre se limita a dar sustos puntuales que levanten al espectador de su butaca, no a crear una atmósfera verdaderamente terrorífica que conmueva y perturbe. Con los modernos sistemas de sonido de las salas no es complicado hacer saltar al público de sus asientos, sin embargo -y esta es una de las características de los clásicos del terror- hacer que el espectador siga inquieto una vez haya salido del cine exige un mayor esfuerzo y una gran capacidad para sugerir. Se agradece no obstante ciertos detalles como la ausencia de elementos tan de moda en el cine de terror actual como las vísceras, la sangre o los cuchillos, o el hecho de situar el hotel maligno en pleno centro de Nueva York.

Por otra parte, 1408 fracasa estrepitosamente en su tentativa de conectar los espectros al uso con los fantasmas interiores del protagonista. Al tratarse de una adaptación de un relato corto podría interpretarse como un esfuerzo de los guionistas para alargar la acción hasta alcanzar la duración tipo de la que se hablaba al comienzo. Pero más forzada aún es la controvertida conclusión final en la que se insinúa la necesidad de creer como salvación, consideraciones pseudo teológicas éstas que, incapaz de profundizar realmente y relacionarlas de forma efectiva con la historia, bien podría habérselas ahorrado su director y decantarse por el entretenimiento puro, terreno en el que parece sentirse más cómodo.

Obscinedades.
obscinedades
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