Un empedernido buscador de tesoros que prosigue la tradición familiar en estos menesteres, se lanza pista tras pista, a la búsqueda de un fabuloso botín amasado e incrementado a lo largo de los últimos 50 siglos por toda clase de culturas, dinastías, gobernantes, ejércitos y países, ayudado por un amigo y por una agente del gobierno.
La búsqueda es un film espectacular de aventuras, con un ritmo frenético y trepidante, con grandes medios técnicos y un buen presupuesto para gastar en efectos especiales. Pero también es una película vacía y artificial, donde se permiten licencias imposibles que resultan ridículas, como las antorchas de 200 años de antigüedad que arden como si tuvieran gasolina, también es bastante infantil y sin un verdadero interés que conecte y enganche con el espectador.
Nicolas Cage da vida al cazador de tesoros Gates, con su buen hacer habitual y su clásico estilo amanerado de siempre. Sean Bean continua encasillado en el papel de malo perpetuo, pero en este film al estar dirigido al publico infantil, es un rufián ingenuo y sin maldad.
Conclusión: Aventuras ingenuas para todos los públicos, sobre todo el infantil.