Técnicamente: es de calidad, al menos notable. Las animaciones están logradas y se sienten cuidadas y orgánicas, con un 3D muy bien integrado. Espectacular, con muchos efectos, música y dinamismo; como suele pasar en estos animes orientados a jóvenes.

Pero lo interesante es su argumento. Bueno, no tanto su argumento como lo que muestra: el poder de la deuda y la gracia como mecanismo de control y enriquecimiento encastrado en el capitalismo y sus flujos de capital, vienes, servicios y relaciones sociales. Aunque no trata sobre el control de la producción y sus medios, si que aparecen "cosas", conscientes o inconscientes, que asemejan al antagonismo de clase, la estratificación y todo lo anteriormente dicho. Todo ello aderezado por el goce y el deseo (y su exceso) más lacaniano donde la protagonista bien recuerda a la reflexión de Zizek sobre el coronel Kurtz de "Apocalypse now": un exceso del sistema, no una opositora, creada por el propio sistema a través de una sobre-identificación con él, no como algo antagónico; el propio sistema representado de forma cercana a lo Real, el sistema en su esencia y forma pura.

Sin embargo, en la segunda temporada (Kakegurui xx) esto se pierde y tanto el argumento como lo que se destila cae en algo mucho más corriente, más visto; en algo más genérico.