He de admitir que entré en el cine sin mucha esperanza, esperaba una versión más trombótica y menos pixelada del clásico de Disney, pero me equivoqué, si bien la película no ha dado la talla, ha fallado en aspectos que no yo no esperaba.

En primer lugar la trama, muy distante de su versión original, no se centra en la ilusión que desprende Dumbo ni en la magia que envuelve al personaje, en este caso la historia da tumbos torpes alrededor de un villano no muy villano, y es que parece que hoy Disney no concibe el cine sin un bueno y un malo.

En segundo lugar, su consistencia, dejando de lado que la trapa principal no tiene mucha coherencia y que la película se resume en una "partida y huida", sus detalles, subtramas y personajes son como poco, relleno, bulto a fin de ocupar temas superficiales o minutos de metraje.

(El padre es manco, relevancia, ninguna, solo es un método de dar pena a la audiencia)
(La madre ha muerto, y la hija quiere ser científica, relevancia, ninguna, pese a gastar el 20% del material cinematográfico recordándonos cuanto le gusta a la niña la ciencia y tras meter el rollito pseudo-femiliberador, detalles como ese o el de su padre el tullido parecen solo cumplir un cupo de inclusividad)

Y por último, la estética. El comienzo es incomodo de ver, fondos difuminados, tiendas de campaña, trenes y llanuras hechas por ordenador cubren el encanto de la pantalla con una niebla amarillenta, como si de un corrector de maquillaje se tratase.
Paradójicamente, a medida que la trama avanza, estos efectos se vuelven más logrados pese a enfrentarse a proyectos más ambiciosos. Estoy un poco desconcertado.

No sé, creo que Tim Burton no ha terminado de comprender que lo que hacia único a Dumbo no eran sus orejas, sino mas bien su corazón.