Partiendo de que no conozco ni la obra literaria ni la adaptación original a la gran pantalla no podré opinar al respecto ni hacer ningun tipo de comparaciones así que solamente me limitaré a dar mi impresión del filme.

No sé si fiel o no al libro o si llega a hacer una relectura del original pero el filme me ha parecido un soberbio ejercicio donde los Coen han realizado un western sin perder un ápice de su sello personal.

Me ha sorprendido y mucho ese tono duro sin ningún tipo de concesiones y almibaramiento rociado con ese toque de humor tan Coen que le viene de perlas.

Hay que subrayar el tema de las interpretaciones, empezando por un Jeff Bridges monumental (¡que porte!, ¡que voz en su versión original!, ¡que actuación!) y terminando por la fabulosa actuación de la chica que me ha dejado realmente impresionado. Mat Damon está normalito pero creo que hace bien de contrapunto al personaje del alguacil que por otra parte creo que era su verdadero cometido. En cuanto a Josh Brolin, sale bastante poco como para valorar su trabajo. Aparte, no podemos olvidar el buen trabajo de los secundarios.

Personalmente me ha llamado mucho la atención el final de la película, más que el prólogo y el epílogo que por otro lado me parecen tan duros como hermosos y cálidos a pesar de los temas que se toca.

Y es que ese espléndido final con Jeff Bridges cabalgando sin desmayo visto por los ojos de la chica, con esos fondos tan ‘cantosos’ a posta, ese cielo tan exagerado con tantas estrellas y todas ellas tan refulgentes en contraste con ese esfuerzo, ese dolor físico del caballo que lo lleva hasta la extenuación y más tarde a la mismísima muerte en pos de salvar una vida. El final rezuma ensoñación, desgarro, y una fuerza que casi traspasa la pantalla, no sé como explicarlo la verdad pero me ha parecido de una belleza y de una grandeza inusitada.

Por último, comentar el detalle de como el cierre del filme (epílogo aparte) entronca visualmente con el comienzo de este. Al principio entre tanta negrura empezamos a atisbar lo que parece ser la luz de un candil, la misma luz que se fundirá en negro finalmente. Por motivos evidentes, el epílogo ya presentará otro tono.