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España España · Madrid
Voto de Pedro:
8
Thriller. Drama Desde que su mujer sufrió quemaduras en todo el cuerpo a raíz de un accidente de coche, el doctor Robert Ledgard, eminente cirujano plástico, ha dedicado años de estudio y experimentación a la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla; se trata de una piel sensible a las caricias, pero que funciona como una auténtica coraza contra toda clase de agresiones, tanto externas como internas. Para poner en práctica este ... [+]
27 de septiembre de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con retazos del monstruo de Mary Shelley, del coleccionista de John Fowles y William Wyler, y una buena dosis de situaciones y diálogos del universo más almodovariano, Pedro -Pedrooooooo para los allegados- diseña dos de las horas más absorbentes de su filmografía adaptando de modo muy personal la novela francesa "Mygale". Y lo hace recreando un estilo depurado de rodaje donde podemos encontrar al Almodóvar más perfeccionista y cuidadoso con los detalles.

Cada plano de sus actores parece estudiado con mimo, y fundamentalmente los de Elena Anaya, cuyo personaje llega a hechizar a la cámara con cada poro de su piel -habitada o no-; mientras que un Antonio Banderas que se enfrenta a un papel inédito en su carrera, da de lo mejor de sí que se ha podido ver en su extenso currículum. Ambos personajes, encerrando una complejidad mental que exige otro tanto a sus intérpretes.

La narración contiene prácticamente de todo: ciencia ficción, drama, intriga, suspense, psicología, elementos del cine de terror, acción y momentos de peculiar comedia dentro del drama. El argumento es en sí potente a la par que llevado al límite. Tan al límite que roza el derrumbamiento por exceso o ridículo en algunos momentos, pero la habilidad del director lo deja ahí..., en la cuerda floja aunque manteniéndose y tomando renovada fuerza.

Reseñables esas pinceladas cómicas para decorar lo trágico, como la llegada del "tigriño", o alguna que otra situación rocambolesca -"por ahí dolerá más", "usa la vaselina, la has debido dejar abajo en el bolso"...-. Un Almodóvar que en el empleo del diálogo gamberro o desenfadado que precede a algo impactante para así hacer el instante más intenso por el contraste, aun dentro de su personal estilo, se parece cada vez más a Tarantino, lo cual, me parece un aliciente. Aderezado todo ello con algunas frases para recordar, como ésa que deja para el lucimiento de Marisa Paredes: "No soy tu madre, sólo te he parido".

Punto y aparte para la aportación de Alberto Iglesias, cuya composición instrumental protagonizada sobre todo por piano y cuerda, acompaña a las imágenes convirtiéndose en la auténtica piel que habita la cinta. Y solamente de incidir en alguna pega, ésta se encontraría quizás en la estructura con la que se presentan las escenas entre pasado y presente; aunque indudablemente si se quiere dosificar el suspense y desenredar la madeja poco a poco no es fácil en esta trama con revueltas hacerlo de otro modo.

Las notas del piano acarician la piel de Vera mientras su cuerpo expresa arte en sí mismo: la perfecta creación. Una creación que parece debatirse entre el amor o el odio al creador.
Pedro
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