Gracias a un conocido de años que me abrió los ojos al cine español porque era muy reacio, he podido comprobar la calidad de dicho cine en nuestro país y que eso ocurre bastante más a menudo de lo que realmente creemos. En esta ocasión en particular estamos ante el que es posiblemente para el que aporrea el teclado en estos momentos, la mejor película del director catalán Vicente Aranda.

En cuanto al guión lo ha tenido muy fácil, ya que se basa en el libro autográfico del propio autor y protagonista de esta cinta Eleuterio Sánchez. Su mérito está en el otro lado de la cámara. Recordemos que se filma en el año 1987 y que nos recrea con todo detalle la vida en esa España rancia de los 60 a la perfección. Mientras veía la película comentaba con mi mujer todos los detalles, la indumentaria de los actores, esas casas en forma de barracas, hechas con los materiales encontrados en la calle, ya fuese un trozo de madera o chapa. Viviendas sin puertas, donde una cortina ponía el límite a la privacidad entre el exterior y tu hogar. Donde podían vivir mucha gente sin comodidad, tirados en colchones, sin luz, sin agua. Esas calles sin pavimentar, donde tenías que lidiar constantemente con el barro que no sólo te impedía caminar cómodamente, sino que la suciedad te daba la mano en cada momento. Los vehículos son una delicia, me han traído muchos recuerdos de mi niñez.

La fotografía y la puesta en escena es mérito del director. Ahora vayamos con las interpretaciones, para los anales de la historia del cine en España, es imposible pensar en esta película y que no te venga Imanol Arias a la cabeza, muy por encima de la famosa imagen real de Eleuterio Sánchez con el brazo roto en medio de dos guardias civiles. No diga Lute, diga Imanol Arias. Se marca una interpretación sólo a la altura del personaje de El gitano en Brigada Central, no dejen de ver esta serie si no la han visto. Victoria Abril está también soberbia, recreando a un personaje inculto, torpe y hecho a base de mucha calle. No se pierdan la escena en el río donde se lava sus partes sabiendo que Eleuterio la observa.

La película está llena de escenas y momentos para enmarcar, las represalias constantes y enfrentamientos con la guardia civil, con un desprecio y falta de respeto hacia los mercheros que te hace pensar cosas muy desagradables. El atraco a la joyería, la posterior detención y fugas. Y algo que me llamó mucho la atención, las injustas sentencias de la época, 6 meses por robar una gallina y 2 años por robar una manta. Habría que ver cuántos años le caerían a Iñaki Urdangarin si fuese juzgado por los mismos jueces.