No me mal interpreten mal. El título de mi crítica representa la dirección que va tomando esta saga de Los Mercenarios. Ya ha dejado de sorprender y ahora estamos más pendientes de ver que caras aparecerán en la película, que de la trama en si.

Hay bastantes cosas que me han gustado. Lo primero que recalco siempre, yo crecí viendo a estos actores y fui de los muchos que soñábamos con verlos en alguna ocasión en la gran pantalla juntos, no a todos por supuesto, pero si que coincidieran bastante a menudo, cosa que escaseaba por la época. Cada uno iba a la guerra solito. Pues los mercenarios nos hace ver ese deseo hecho realidad, todo lo demás es perdonable. Inteligentemente han querido montar un nuevo grupo para sustituir en un futuro si la saga se alarga a la vieja escuela, esa transición lo han hecho magistralmente, con los típicos tiras y aflojas, pero todo ha ido sobre ruedas. Las escenas de acción una maravilla una vez más. Se rueda a un ritmo tan rápido que debes andar ligero de mente para no perder por donde se encamina la trama de la historia.

Mel Gibson me ha encantado en esa faceta poco conocida del actor, hacer de malo malote y lo cuadra pero que muy bien. En cambio Antonio Banderas ha escogido el papel más flojo del grupo, y ya comienza a cansar la tartamudez al hacerle el doblaje, lo hacen más tonto que lo que realmente necesita su personaje. Un acierto ver a Ronda Rousey en pantalla, una auténtica profesional de la pelea y no a una actriz reconvertida para la ocasión. Un rostro que se hará muy familiar en los próximos años.

Se nota cada vez más que la creatividad está llegando a la reserva, veremos si nos sorprenden con otra nueva entrega, yo al menos no lo dudo lo más mínimo.