No todo lo que lleve el nombre de Stephen King tiene que ser un éxito seguro. Y 1922 es un claro ejemplo de ello, tampoco es que sea un desastre como peli de terror, pero uno espera mucho más viniendo de quién viene, esa es la clave de todo ello.

Como historia funciona en gran parte de su primer tercio, esa idea que le llega al espectador, que es precisamente lo que le pasa al protagonista por la cabeza. Una vida sin ilusión, una mujer que no lo ama y un hijo muy debajo del ala de la madre. Pero como todo lo malo puede ir a peor, a la mujer se le ocurre poner sus tierras en venta y marcharse a vivir a la ciudad, pero eso no está en los planes del cabeza de familia que ideará un plan con la colaboración de su hijo y donde comenzará el drama y sus peores pesadillas.

A mí me entretuvo más de lo que esperaba, pero como me ocurre en la mayoría de las películas inspiradas en libros de King, me terminan decepcionando y esta vez no iba a ser diferente. Llegó un momento que rozaba el ridiculo lo que presenciaban mis córneas, la mujer, las ratas, ya no sabia diferenciar la realidad de la ficción. Y ya no quiero mencionar la historia paralela del hijo a lo Bonnie and Clyde, penoso de verdad y fuera del contexto de la historia.