Contar una historia como ésta y que funcione no es nada fácil, lo puedo asegurar. Es muy complicado. Donde se muestra un drama con comedia, a nadie le haría gracia perder a una hija asesinada, violada y quemada y que eso se mueva entre diálogos graciosos y situaciones casi ridículas. Pero Martin McDonagh lo logra y con creces.

Y gracias muy especialmente al magnífico reparto. Frances McDormand hace un papel espectacular como una madre afligida por la pérdida de su joven hija de forma violenta y viendo la pasividad del departamento de policía, opta por un plan que levanta ampollas en el pueblo. Poner tres anuncios con frases directas al departamento a las afueras del pueblo. Ese carácter, ese temperamento, las miradas, cada una de las palabras que salen de su boca, repito, cada diálogo de Frances es increíblemente adictivo. Una delicia para los oídos. De verdad.

Por otro lado tenemos al personaje de Woody Harrelson, el más cuerdo, el más correcto, con el que más sentimos empatía, ya sabrán porqué. Parece sincero, honesto y honrado. Esas cartas que escribe están a la altura de los diálogos anteriores.

Y por último Sam Rockwell que aporta la parte más graciosa del film, pero que muy graciosa, tanto en actitudes, como en diálogos. Me he reído de lo lindo con él, así de simple.

Si a esto le sumamos la localización donde se desarrollan los hechos, muy pueblerino todo, muy de antaño, muy al estilo del antiguo oeste, nos lleva a través de una atmósfera muy adictiva para disfrutar de cada escena, plano, fotografía y diálogo que nos encontremos.

Creo que será una de las grandes sorpresas este año en los oscars.