Seré directo, esta revisitación del clásico de los años 50 es mediocre e innecesaria. Aporta muy poco a su película madre, excepto una actualización del mensaje y los efectos especiales consabidos. Allá donde el mensaje era el peligro de una humanidad amenazada por la violencia, en clara alusión a la guerra fría, aquí hay un más que aviso a la destrucción del planeta a causa de nuestros desmanes ecológicos.

Digo más que aviso porque la justicia extraterrestre a punto está de ser aplicada, y de hecho, se llega a aplicar en parte, incomprensiblemente sin que la raza humana sea escuchada, ¡vaya civilización más avanzada, que se presenta como tal y, sin embargo, no conoce el derecho a la defensa!

Por otra parte, Keanu Reeves no parece haber salido de su papel de Matrix, y mantiene el mismo “careto” impasible, aunque cabe comprenderlo, ¿Cómo vas a interpretar a un ser alienígena, a penas definido en el guión? Se mantiene en el film el maniqueísmo de su antecesor, científicos buenos, buenísimos, y por el contrario, políticos causantes de todo, aunque reconozco que tampoco la realidad anda muy lejos de lo descrito, por lo menos hablando de éstos últimos.

Lo único positivo es que la película no aburre en exceso, sobre todo en su primera media hora, y comprobar personalmente como la sala, compostelana en esta ocasión, estaba a rebosar, algo es algo.