Una obra sencilla sobre una familia formada por Antonio (Justin Chon), Karhy (Alicia Vikander), Jessie (Sydney Kowalske), la hija de Kathy y Ace, su anterior pareja, y un bebé que están esperando.

Justin Chon dirige, escribe y protagoniza una historia de ficción que pone el foco en una situación real que padecen miles de personas que tras ser adoptadas de bebés, viven en un vacío legal en el que no tienen la nacionalidad y pueden ser deportados por las leyes estadounidenses pese a no tener nada ni nadie en su país de origen y aún teniendo una familia donde están.

Más allá de la labor social, la historia está bien contada, con veracidad, todos los personajes resultan creíbles y el núcleo familiar está particularmente bien interpretado.
La fotografía también destaca debido a la intención de buscar la belleza particularmente en los fotogramas con una intención más espiritual y que muestran la memoria y los orígenes, en los que el presente choca con el pasado.

Una buena película, que pese a contar una historia muy dramática, no cae en ninguna manipulación y acierta en todos los apartados logrando una buena historia, contada de un modo visualmente interesante, que transmite, y denuncia algo importante.