Esta NO es "otra película de la guerra civil": ni está ambientada en tiempos de guerra "oficial", ni se trata de una película bélica.

Si se ve con esa perspectiva, defraudará bastante, porque, además, está presente el tópico más manido: los malos malísimos victoriosos contra los buenos buenísimos derrotados. Es sabido que la violencia en este conflicto duró más allá de su fin, en forma de represión oficial por parte de unos y en forma de resistencia clandestina por parte de los otros. Y el conflicto que aparece reflejado (más o menos fiel, más o menos discutible) es precisamente este.

Sin embargo, no es una película bélica en sí. Este aspecto es sólo una excusa, un apoyo, simplemente un escenario para el verdadero eje de la película: las princesas, las hadas, los bichitos, los monstruos, la fantasía en definitiva. Y se trata de una fantasía que no es ni mucho menos ñoña e infantil, sino cruda y adulta, que incita a la tensión.

Se trata de una mezcla que funciona solo en parte, y gracias a la niña, a la original historia, a la fantasiosa y claroscura ambientación, al contraste entre la cruda realidad y la cruda irrealidad.

Sin embargo, lo que limita a esta película es precisamente el tema del que he hablado antes: ese trasfondo de "guerra", tópica y típica, discutible en su recreación y en su fidelidad. Al ser imposible de obviar, esto resta bastantes puntos al resultado global. Quizá si se hubiera esmerado el director en ser más fiel con esa parte, o si sólamente se hubiera centrado en el tema fantástico, podríamos estar hablando de una grandísima película.