Sicario nos pone en la piel de la agente del FBI Kate Macy (Emily Blunt) que trabaja en la zona fronteriza sin ley entre los EE.UU. y México. Kate será reclutada por un oficial de élite (Josh Brolin) para luchar en la creciente guerra contra las drogas, liderados por el enigmático Alejandro (Benicio Del Toro) un consultor parco en palabras.
Es entonces cuando Kate se ve metida de lleno en una espiral de violencia y corrupción que pondrá a prueba sus convicciones morales y que la forzará al límite.

La película se beneficia y mucho del poderoso estilo visual de Villeneuve que consigue crear esa atmósfera de tensión, ese ambiente malsano que deja al espectador con la sensación de que en cualquier momento puede pasar algo, y así es. Las muertes llegan de improviso, crudas, viscerales y es que las escenas de acción están tan bien rodadas que parece uno de esos programas sobre los carteles mejicanos que abundan en televisión.
Los tiroteos en especial se llevan la palma por lo bien realizados y por el sonido, realista, sientes cada bala.

Con un estilo visual que recuerda mucho a la maravillosa "Zero Dark Thirty", acompañada de una fotografía realmente excelente y un reparto que brilla, Sicario se convierte en otra obra maestra de este director.

Cruda, visceral y realista. Cargada de algunas escenas que se han convertido desde ya en referente del género por su crudeza y lo bien realizadas que están (el "registro" inicial o "la cena" con Del Toro) elevan a Sicario por encima de otras películas del género. Muy recomendable.