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Voto de Reaccionario:
5
Drama Un abogado debe defender a un juez corrupto acusado de violación. Se trata de un magistrado con el que tuvo serios problemas profesionales, pues en una ocasión se negó a admitir, por pequeñas formalidades, pruebas irrefutables que demostraban la inocencia de uno de sus clientes. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2024
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al principio de la película, Norman Jewison introduce pasajes del famoso Juramento de Lealtad de los Estados Unidos, recitados por varios niños, como una especie de referente moral, como si ese supuesto ideal tan bello, que concluye con "libertad y justicia para todos" no hubiese sido alcanzado aún. Y, sin embargo, no se da cuenta de lo monstruosamente totalitario que es obligar (últimamente se ha suavizado ese carácter pero aún así sigue siendo predominante) a niños pequeños todos los días, durante años, durante toda su vida escolar, a recitar el credo político de este juramento, ante la bandera. Eso es, simple y llanamente, adoctrinamiento político, de un nivel de intensidad que sería la envidia de un Stalin o un Hitler. El hecho nos demuestra de paso que democracia liberal y totalitarismo, si nos quedamos con la verdadera esencia de su significado y no el político fabricado que nos interesa para echarle el muerto a otros, es decir, el control total del poder político de todos los ámbitos de la realidad, no son incompatibles sino que en cierta manera son necesarios uno y el otro. Pero también, de por qué no puede existir una derecha en los Estados Unidos. Después de jurar lealtad durante años a la República y al ideal revolucionario de 1776 que contiene ese texto, ¿cómo te se va ocurrir, por ejemplo, reclamar la monarquía o volver a ser una colonia? Aunque llegaras a pensar eso, tú mismo tendrías que rechazar esas ideas para no ser un perjuro y traidor. Recuerda, ¡lo has estado jurando durante años!

Dicho esto, regresemos a la película, "Justicia para todos", que es una extraña mezcla de comedia y drama, rozando la sátira. La verdad, que la combinación no termina de funcionar, demasiado seria para lo primero y frívola para lo segundo. Además, hay demasiadas tramas, momentos que no aportan nada, la historia es un poco inverosímil y el final se salda con una cómoda pataleta, pero no nos dice si el tipo... (SPOILER). Al final, lo mejor que tiene es la notable actuación de Al Pacino, nominado al Oscar, dos o tres momentos graciosos, y sobre todo la crítica al sistema judicial norteamericano. Sobre este último punto, me temo que es demasiado superficial, maniquea y tonta como tomársela en serio. ¿De verdad que el problema es que haya jueces pirados o psicópatas? Sin embargo, aunque Jewinson da un poco palos de ciego si se da cuenta de que la justicia en su país no funciona correctamente, pero ¿dónde acaso lo hace? Nuestro director se limita a generalidades, culpar al sistema en sí, pero es incapaz de entrar en detalle, de poner la lupa y detectar dónde está el problema. Por ejemplo, podría criticar la figura del jurado, es decir, depositar el derecho en gente inexperta, influenciable y pasional. O por ejemplo, lo cara que es la justicia, tanto que la inmensa mayoría de casos acaban en acuerdos y compensaciones extrajudiciales. Es decir, obvios apaños. O también, cómo el cinismo del principio de presunción de inocencia conduce a que a los abogados nos les importe defender a culpables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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