Dejando al margen ideologías y centrándonos en lo puramente cinematográfico, "Ninotchka" puede que rompiera moldes en 1939 pero a día de hoy se muestra como una comedia insulsa, larga, lenta, aburrida, con un insípido romance que se estira hacia el infinito a base de diálogos y más diálogos y un desarrollo de su escuálida trama casi tan inconsistente como la evolución de su personaje principal. Quizá lo mejor sea alguna que otra réplica y, especialmente, el retrato descarnado de lo que puede ser un bolchevique. A mi me da la risa, por no llorar, cuando sale alguno que va de comunista romántico, idealista y poeta. Nada puede haber más lejos de la realidad. Esta Ninotchka (Greta Garbo, que pese a lo que digan, es más bien fea) es una comunista arquetípica de la época, algo caricaturizada no lo niego, pero en esencia, tremendamente fiel a las legiones de agentes bolcheviques de la URSS y fuera de ella. Una mujer que niega desde el amor (una patraña romántica) hasta la moda o el maquillaje, igualitaria y feminista. Resumiendo, una especie de ordenador con patas que ni siquiera ríe, una persona que carece de alma, de sensibilidad y de cualquier sentimiento humano, cosa de la que se enorgullecían estos tipos, que conste.

Por lo demás, llama la atención la extraordinaria frivolidad de Lubitsch a la hora de tocar toda la parte política. Muchos consideran "Ninotchka" una obra anticomunista. Es cierto que hay crítica, pero no deja de ser constructiva. En cierto modo es como si se les invitara a cambiar de bando porque son recuperables. Hasta los crímenes del estalinismo son presentados de un modo amable. No me imagino diálogos parecidos con el IIIº Reich: "Hola, ¿está X?". "Pues, no, lo han quemado en un horno". "Ah, ¿con que era judío? Ya me parecía un poco raro", "A mí también. Si quiere le doy la dirección de su viuda. Espere, que la han deportado también". Mientras tanto, la frivolidad se extiende al resto del metraje. ¿Son creíbles estos comunistas seducidos por la vida burguesa? ¿Lo es este desenlace? (SPOILER). Claro que la guinda es Ninotchka, que pasa de dogmática estalinista a tierna enamorada en cinco minutos. Lo que no sabría decir si cambia de convicciones o no. Yo diría que sigue siendo comunista pero que decide exportar la revolución y hacerla por su cuenta. Por lo que se ve, a estos izquierdosos les fascina la pasta, y a falta de otra cosa mejor, se lían con ricos. Porque a un pobre no lo quieren ni en pintura.

Por si fuera poco, y entramos en lo personal, me ofende y me duele, este almíbar vertido sobre los representantes del estalinismo. Me molesten estos tres viejos bolcheviques a los que presentan como unos buenazos o la Nitochka, con sus discursitos rimbombantes y falsos, me hace directamente vomitar. Pero lo peor es el descaro con el que es tratado el mundo de la emigración blanca, es decir, de los rusos anticomunistas. Los ponen como si estuvieran de fiesta permanente cuando la inmensa mayoría vivía pasando penurias y necesidades, en trabajos de lo más humildes, incluida la prostitución. Y a las privaciones físicas, las morales. Gente que lo ha perdido todo, psicológicamente destrozada, viviendo de recuerdos de un mundo ya desaparecido. Sí, me duele. Lo siento, pero no puedo ver con simpatía a unos comunistas que han perpetrado tal cantidad de crímenes y que cayendo a sangre y fuego destruyeron para siempre a mi adorada Rusia, la anterior a la Revolución, la Tradicional, la de los Zares. Esa herida sangrará para siempre. Y todavía hay quienes se molestan porque en "Ninotckha" se critique el comunismo. Pero si aquí sólo salen migajas de lo que fue su régimen de terror. Cuanta ignorancia y cuanta maldad.