Confieso que me esperaba una locura tipo "Abraham Lincoln: Cazador de vampiros" (2012). En el fondo, también lo es, pero hecha con cierta gracia y mucho dinamismo. "Hansel y Gretel" es una adaptación del cuento homónimo de los hermanos Grimm, o mejor dicho, la continuación del mismo. Los niños vencen a la bruja de la casa del bosque y a partir de aquí se convierten en sus exterminadores. Dicho esto, lo que vamos a ver es una película de acción y aventura con ambientación del siglo XIX tirando a steampunk, sin ninguna pretensión, incluso con algún punto friqui, pero que, además de dar por válida la existencia de la brujería diabólica y su consiguiente represión, hay que ver lo que protestaría Hermione Granger porque los muggles mantengan este estereotipo negativo para ella y las demás magas, termina siendo resultona porque maneja bien los elementos que forman este subgénero fantástico.

Para empezar, aunque no lo parezca es respetuosa con el cuento tradicional. Es verdad que las mujeres en el 2013 para ser igualitarias y por lo tanto poder pelear codo con codo con un hombre, tienen que dejar de ser inteligentes, recordad que cuando están en la casa del bosque es ella la que engaña a la bruja con el hueso de pollo y el horno, pero es casi inevitable del feminismo actual. Por el mismo motivo, Gretel (la guapa Gemma Arterton) empieza un poco machote, soy la tipa más dura del mundo, pero luego después se ablanda, le pegan más de la cuenta y lleva un look interesante, en especial por el corsé, aunque le ha fallado no llevar unas botas como las de Anna Valerious (Kate Beckinsale), de "Van Helsing" (2004), a riesgo de imitarla demasiado. Entonces me hubiera puesto malo. Tampoco aprovechan a las brujas: todas son horribles, salvo unos pocos segundos Muriel (Framke Janssen).