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Thriller. Acción. Comedia
Un veterano agente secreto inglés (Colin Firth) debe entrenar a un joven sin refinar (Taron Egerton), pero que promete convertirse en un competitivo agente gracias a un ultra-programa de entrenamiento, al mismo tiempo que una amenaza global emerge procedente de un genio retorcido. Adaptación del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2017
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sumo al breve pero no por ello menos acertado comentario de Michael Phillips para el "Chicago Tribune" sobre "Kingsman: Servicio secreto: "Tonta, sádica y para acabar, un poco irritante". Así es. Aunque para seros sinceros la película se me atragantó a los dos minutos con la aparición de Gazelle (Sofia Boutella). La pobre chica tiene que hacer de villana, de asesina y de mutilada que en vez de piernas tiene una especie de espadas para acuchillar y destripar a sus enemigos (SPOILER). Ya de por sí detesto que pongan a una mujer, encima guapa y joven, de mala pero es que encima así, ya os vale. Dicho lo cual, en realidad la presencia de la argelina Sofía Boutella es lo único positivo en "Kingsman", tanto por su exótica belleza, bien por su capacidad para la coreografía, dadas sus habilidades como bailarina profesional.
Pero vamos al lío. Se supone que estamos delante de una especie de parodia de las películas de espías. Sin embargo no sólo es absurda, inverosímil y exageradísima en las secuencias de acción sino que no tiene ninguna gracia. Es más, alguien dice que cuando llegaban los momentos de risa él se quedaba igual de serio. Pues bien, yo no sabría decir cuáles son los momentos humorísticos. En cualquier caso, habría que explicarle a Matthew Vaughn que el matar o ver morir gente a porrillo no es algo gracioso en sí. Aunque visto la cantidad de críticas de gente que se parte, me pregunto si este director, que ya se lució con la aberrante y enfermiza "Kick-Ass: Listo para machacar" (2010), sólo se limita a ofrecer lo que cierto público demanda: un producto grotesco, "progre", desagradable y con inquietantes síntomas de psicopatía.
Claro que por encima o por debajo de los tiroteos, explosiones y puñetazos hay mucho más en esta película. De hecho, "The Guardian" se pregunta si es "la comedia más conservadora de este siglo". Pudiera ser pero con la importante corrección de que conservadora no sino anarco-liberal o libertaria. Si alguien tiene dudas, que piense por un momento en que los buenos son una organización al margen de cualquier estado, es decir, que actúa a su bola ejecutando a quien le parece oportuno; que el villano es un ecologista convencido del cambio climático mientras que los buenos lo niegan o minimizan; que los gobiernos del mundo, incluido el de Obama son unos inútiles entregados a la "corrección política"; que los estados quieren controlar a los individuos como a ovejas; o que las mujeres/princesas son carnaza.
Pero vamos al lío. Se supone que estamos delante de una especie de parodia de las películas de espías. Sin embargo no sólo es absurda, inverosímil y exageradísima en las secuencias de acción sino que no tiene ninguna gracia. Es más, alguien dice que cuando llegaban los momentos de risa él se quedaba igual de serio. Pues bien, yo no sabría decir cuáles son los momentos humorísticos. En cualquier caso, habría que explicarle a Matthew Vaughn que el matar o ver morir gente a porrillo no es algo gracioso en sí. Aunque visto la cantidad de críticas de gente que se parte, me pregunto si este director, que ya se lució con la aberrante y enfermiza "Kick-Ass: Listo para machacar" (2010), sólo se limita a ofrecer lo que cierto público demanda: un producto grotesco, "progre", desagradable y con inquietantes síntomas de psicopatía.
Claro que por encima o por debajo de los tiroteos, explosiones y puñetazos hay mucho más en esta película. De hecho, "The Guardian" se pregunta si es "la comedia más conservadora de este siglo". Pudiera ser pero con la importante corrección de que conservadora no sino anarco-liberal o libertaria. Si alguien tiene dudas, que piense por un momento en que los buenos son una organización al margen de cualquier estado, es decir, que actúa a su bola ejecutando a quien le parece oportuno; que el villano es un ecologista convencido del cambio climático mientras que los buenos lo niegan o minimizan; que los gobiernos del mundo, incluido el de Obama son unos inútiles entregados a la "corrección política"; que los estados quieren controlar a los individuos como a ovejas; o que las mujeres/princesas son carnaza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y encima muere al final. No me gusta nada esto.
Os aclaro para que el tenga dudas que el liberalismo en sí es progresista pues es de izquierdas, salvo cierto liberalismo conservador que desapareció en el siglo XIX. Ahora bien, muchos liberales están convencidos de que no lo son, sino que son de derechas lo que les lleva a acusar a sus enemigos de liberales precisamente e incluso de progres y demás sin darse cuenta de que ellos mismos también lo son. Por supuesto, los que vienen del socialismo directamente los tachan de conservadores como "The Guardian" o incluso de fachas pero obviamente no son ni una cosa ni otra. En realidad, todos estos son liberales con unos matices más sociales, entonces se consideran de izquierdas o socialistas (en Estados Unidos los llaman liberales ¿?) o más ortodoxos respecto al liberalismo clásico, por lo que los llaman, falsamente, derechistas o conservadores.
Por cierto, esa hecatombe en la que toda la élite mundial, desde la ONU al presidente de Estados Unidos, pasando por los ricos del planeta, es eliminada, ¿no tiene acaso un claro sabor anarquista? Yo creo que es evidente.
Os aclaro para que el tenga dudas que el liberalismo en sí es progresista pues es de izquierdas, salvo cierto liberalismo conservador que desapareció en el siglo XIX. Ahora bien, muchos liberales están convencidos de que no lo son, sino que son de derechas lo que les lleva a acusar a sus enemigos de liberales precisamente e incluso de progres y demás sin darse cuenta de que ellos mismos también lo son. Por supuesto, los que vienen del socialismo directamente los tachan de conservadores como "The Guardian" o incluso de fachas pero obviamente no son ni una cosa ni otra. En realidad, todos estos son liberales con unos matices más sociales, entonces se consideran de izquierdas o socialistas (en Estados Unidos los llaman liberales ¿?) o más ortodoxos respecto al liberalismo clásico, por lo que los llaman, falsamente, derechistas o conservadores.
Por cierto, esa hecatombe en la que toda la élite mundial, desde la ONU al presidente de Estados Unidos, pasando por los ricos del planeta, es eliminada, ¿no tiene acaso un claro sabor anarquista? Yo creo que es evidente.