...de que a cualquier película mediocre por el mero hecho de ser del oeste y de los años 50 o por ahí, se la trate de obra maestra que es lo que le pasa a esta "Raíces Profundas". Y más harto estoy de que se haya entronizado a John Ford como el referente a seguir en este género y busquemos comparaciones en su habitualmente floja filmografía. ¡A ver si nos enteramos! La mayoría de películas de este estilo son regulares, la mayor parte de las obras de Ford llegan lo sumo a sólo pasables, otras son directamente malas y sólo unas pocas pueden ser tachadas como buenas. Y mientras damos coba a los mismos, la extraordinaria "Cimarrón" se queda por debajo del siete, que esa tremenda injusticia no se me va a olvidar fácilmente.

Yendo a "Raíces profundas", la obra que dirige George Stevens cuenta con algunas cosas que no están mal con otras que desmerecen el resultado final. El planteamiento, aunque mejorable, no es malo y el conflicto entre los ganaderos y la honrada familia de agricultores es aprovechable. Sin embargo la historia peca de previsible y de ser bastante lenta lo que hace que por momentos uno se aburra. De hecho pasan minutos y minutos sin que suceda nada de interés entre reuniones, visitas a la taberna, fiestas y demás. Igualmente el amor que despierta el pistolero tanto en el niño como en la madre no está de ningún modo justificado. Por eso el niño te parece bastante tonto con su obsesión de buenas a primeras con él. Cualquiera diría que se ha enamorado de Alan Ladd.

Del mismo modo el personaje de Shane no está muy bien dibujado. En realidad, no sabemos nada de su pasado, ni qué es lo que quiere, ni nada de nada. En vez de perder tanto tiempo en peleas sin sentido y otras cuestiones menores el director podría gastar algo de metraje en explicarnos un poco mejor a su héroe. De lo contrario nos acaba pareciendo en exceso simple, de una pieza, sin matices que lo humanicen, un arquetipo pera nada más. De esta forma el desarrolla nos parece forzado, como si lo que pasara tuviera que pasar por exigencias del guión pero sin que los personajes decidan hacer lo que hacen por voluntad propia.