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Voto de Sandro Fiorito:
7
Drama En la cima de su carrera como director, Alfred Hitchcock (Anthony Hopkins) decide filmar una película de terror aparentemente de baja categoría. Ningún estudio apoya el proyecto, así que Hitchcock decide financiarlo él mismo y rodarla con un equipo barato de TV. El resultado fue un fenómeno internacional y una de las películas más famosas e influyentes de la historia. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2013
27 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alfred Hitchcock es uno de los más brillantes directores de nuestra Historia, aunque esa imperfección en forma de ostentosa gala de injusticias conocida como los Premios Óscar, se hubiese negado a reconocerlo a lo largo de la impecable filmografía del realizador británico. Quizá consciente de su estrepitoso ridículo, la Academia trató de subsanar este descuido otorgando al Maestro del Suspense un premio honorífico en reconocimiento a su carrera, en el año 1971. Talento cinematográfico al margen, Hitchcock fue además una figura rebosante de carisma, hecho por el que encarnar al susodicho se antojaba una tarea harto complicada por el riesgo latente de terminar ofreciendo algo que no estuviera a la altura de tan prodigioso personaje. Pero el extraordinario —y aquí, físicamente irreconocible— Anthony Hopkins (“Conocerás al hombre de tus sueños“, 2010) cumple muy bien con la tarea de acercarnos a la intríngulis de la personalidad del admirable director londinense, metiéndose totalmente en su rol y ejecutando una excelente —y por tanto, inmejorable— interpretación.

Sacha Gervasi se apoya en el guión de John J. McLaughlin y Stephen Rebello para convertirnos en testigos del proyecto más complicado de la carrera de Hitchcock: el rodaje de su aclamada obra “Psicosis” (1970). Con la desconfianza inicial de todos los que le rodeaban y erigiéndose Paramount Pictures como el primer escollo a superar (ya que se negaba a financiar una cinta tan polémica para la época), Hitchcock encuentra en su obsesión por ver terminada su película y en su mujer Alma (muy buen papel de Hellen Mirren), los principales pilares que le otorgan fuerza suficiente para llevar a cabo sus pretensiones. La cinta siempre está más cerca de la admiración contagiosa hacia un Hitchcock del que se ofrece una cercana estampa, que de tratar de ser un detallado documento sobre las dificultades que se debieron superar para hacer “Psycho”. Suma multitud de simpáticas líneas de diálogo que no hacen más que invitarnos a reverenciar nuevamente la efigie del excepcional director, al que se pinta tan misterioso e imprevisible como los personajes de sus propias películas, y se sumerge a Hitch en varias escenas surrealistas en las que charla animosamente con Ed Gain, el asesino en serie en el que se basó el Norman Bates de “Psicosis“.

“Hitchcock” es una cinta que va de más a menos pese a que sea en la parte más templada cuando aparecen algunas de las secuencias más tensas. Creo que esta es una película más dirigida hacia los admiradores y conocedores del realizador londinense que hacia alguien que desee descubrirlo (inexplicablemente, existe quien no haya visto ninguna de sus películas), pues el argumento transcurre principalmente sobre una de sus obras más conocidas, por lo que vivimos una especie de making of en el que el hecho de haber visto previamente “Psicosis” hace que el anecdotario encaje aquí cual pieza de puzzle. Y yo, por lo menos, nunca vería un making of de una película que no he visto. También hay referencias a “Vértigo” (1958), “Con la muerte en los talones” (1959), actores y musas que utilizó a lo largo de su trayectoria y otros detalles que llamarán nuestra atención si hemos visto su cine con anterioridad. Y hablando de musas: Scarlett Johansson. (“Lost in translation“, 2003) Qué frescura aporta a la película con su belleza, sensualidad y aspecto risueño, encarnando a una Janet Leigh que no para de sonreír hasta enamorarte a través de la pantalla.
Sandro Fiorito
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