Mezclando la más cruda realidad de la época con el terror y algo de costumbrismo. La historia funciona como una especie de rompecabezas, viajando adelante y atrás en el tiempo y asi explicando el porqué de algunas situaciones y actitudes de los personajes. Se siente una tensión constante en el racismo que sufre la familia protagonista, tanto en su vecindario, como en el colegio, como en el puesto de trabajo. La historia paralela de la líder de la comunidad de propietarios queda un poco postiza y innecesaria, pero tampoco molesta excesivamente. En resumen, una serie original, entretenida y reivindicativa.